El superciclo de las materias primas continúa

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La transición hacia una economía verde representa un desafío que requiere una cantidad considerable de metales y minerales.

Los últimos años han estado marcados por una alta volatilidad e incertidumbre política. A medida que los activos financieros tradicionales se han vuelto cada vez más correlacionados y concentrados, los inversores buscan instrumentos diversificadores para navegar en un panorama financiero en constante cambio.

Después de una década de relativa indiferencia, los beneficios de invertir en materias primas se han vuelto más evidentes en los últimos años. En 2022, la inflación ha afectado tanto a los mercados de acciones como a los de bonos, lo que ha provocado el peor desempeño de las carteras tradicionales equilibradas en décadas. Por el contrario, las estrategias diversificadas de futuros de materias primas generaron rentabilidades de dos dígitos.

Desde principios de año, el mercado de materias primas ha experimentado una recuperación generalizada, superando a las clases de activos tradicionales, lo que ha llevado a los inversores a preguntarse si todavía es un buen momento para invertir.

El consumo de materias primas se encuentra actualmente en un nivel sin precedentes en nuestras sociedades modernas. El crecimiento demográfico en los países emergentes y el desarrollo económico global van acompañados de una creciente demanda de energía. La economía global, junto con la digitalización, exige un suministro exponencial de metales y minerales, y la demanda de metales ahora es mayor que el crecimiento de la población. Entre 2002 y 2015 se estima que se extrajeron más materiales del suelo que desde principios del siglo XX.mi siglo.

La próxima década presenta perspectivas prometedoras para los mercados de productos básicos. El desequilibrio actual entre la oferta y la demanda provoca fluctuaciones a largo plazo, a menudo denominadas superciclos. Los analistas esperan que esta dinámica continúe en los próximos años.

De hecho, como parte de la lucha contra el cambio climático, se anima a los gobiernos a reducir su dependencia de los combustibles fósiles en favor de las energías renovables. El Acuerdo de París, que pretende limitar el calentamiento global a 1,5°C, ha llevado al establecimiento de objetivos ambiciosos en términos de producción de energía e infraestructura de “transición verde”.

La transición verde requiere infraestructura que consuma metales y conducirá a un desequilibrio duradero entre la oferta y la demanda de productos mineros. La minería se basa en procesos de extracción que consumen mucha energía y que funcionan principalmente con combustibles fósiles. Además, los combustibles fósiles seguirán siendo esenciales para compensar la intermitencia de las energías renovables.

Para mitigar el impacto de los combustibles fósiles en el cambio climático, la transición energética también se centra en los combustibles alternativos, en particular aumentando la proporción de biocombustibles en el sector del transporte. De acuerdo con el Pacto Verde de la Unión Europea, más del 60% de los aviones que despeguen en Europa tendrán que utilizar biocombustibles para 2050. Esta iniciativa reaviva las preocupaciones sobre el uso de tierras cultivables y cultivos alimentarios para la producción de energía, así como preguntas sobre la sostenibilidad de los biocombustibles debido al uso de fertilizantes y otros insumos derivados de petroquímicos y relaves mineros.

La transición hacia una economía verde representa un desafío que requiere una cantidad considerable de metales y minerales. Para apoyar esta transición, el sector energético desempeñará un papel crucial, al igual que el suministro de productos agrícolas para aprovechar nuevas fuentes de energía renovable y satisfacer las crecientes necesidades alimentarias.

En J. Safra Sarasin, nuestro enfoque apunta a optimizar la exposición a los diversos sectores de materias primas (energía, metales y productos agrícolas) de manera eficiente. Este enfoque ha demostrado su eficacia, como lo demuestra el rendimiento superior de nuestra estrategia en relación con su índice de referencia durante los últimos 17 años.

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