Intel anunció este lunes la sorpresiva marcha de su director general, Pat Gelsinger, que deja al gigante estadounidense de los semiconductores con un balance dispar, que no ha conseguido revertir a pesar de importantes cambios estratégicos.
En una señal de una ruptura brutal con la era Gelsinger, el grupo californiano indicó que el directivo ya había abandonado la empresa tras su dimisión el domingo, y también renunció a su mandato como director.
La junta directiva nombró al director financiero David Zinsner y a Michelle Johnston Holtaus, jefa de la división Client Computing Group, que incluye el mercado de ordenadores PC, como codirectores ejecutivos interinos, según un comunicado de prensa.
Después de haber trabajado con Intel durante treinta años, Pat Gelsinger se fue en 2009, antes de regresar para hacerse cargo en febrero de 2021.
Se había hecho cargo de una empresa debilitada, acumulando retrasos en la producción de sus nuevos microprocesadores.
Este ingeniero capacitado decidió invertir masivamente para reposicionar a Intel como una empresa innovadora.
De este modo, intentó alcanzar a este monumento histórico de los semiconductores, un peso pesado en el mercado de los ordenadores personales, en el nicho de los chips adaptados al desarrollo de la inteligencia artificial (IA) generativa.
A diferencia de la mayoría de sus principales competidores, encabezados por Nvidia, el grupo ya fabricaba una proporción significativa de sus chips.
Pat Gelsinger incluso impulsó el desarrollo de una actividad de servicios, que consiste en producir semiconductores para otras empresas.
Pero esta división ha acumulado pérdidas en los últimos meses por valor de varios miles de millones de dólares, hasta el punto de que el grupo anunció en septiembre que iba a convertir esta actividad llamada de fundición en una filial independiente.
La empresa anunció a principios de agosto un plan social que supondrá la salida de 15.000 personas, en el marco de un programa que pretende ahorrar 10.000 millones de dólares a lo largo del año.
“Nuestra facturación no ha crecido como esperábamos y todavía no hemos logrado beneficiarnos plenamente del efecto de la IA”, escribió Pat Gelsinger en una carta interna.
Mientras que la mayoría de los grandes nombres del sector de los semiconductores han despegado en bolsa, Intel ha visto su capitalización reducirse a más de la mitad (-51%) desde principios de año.
Este descenso lo convirtió en un objetivo potencial, hasta el punto de que su rival Qualcomm contactó en esta dirección en septiembre, según varios medios estadounidenses, sin que la operación llegara a buen puerto.
Este artículo fue publicado automáticamente. Fuentes: ats/awp/afp