Un estudio realizado por la Universidad de Lausana y la EPFL pone de relieve la contradicción entre determinadas ventajas fiscales y los objetivos climáticos de Suiza. Estas medidas, que fomentan actividades que emiten elevadas cantidades de CO2, cuestan también varios miles de millones de francos a las finanzas públicas.
Transporte, agricultura o vivienda:estudiar examinó los principales sectores económicos para identificar exenciones fiscales con un impacto negativo en el clima. “Resulta que los sectores del transporte aéreo, el transporte de mercancías por carretera y la movilidad en coche generan un impacto climático considerable”, explica Philippe Thalmann, responsable del estudio, ante el micrófono de la RTS.
Entre estas ventajas fiscales, se destacan tres ejemplos. En primer lugar, el queroseno para aviones, que sigue estando exento de todos los impuestos. Luego, deducciones fiscales por los gastos de viaje en coche, que fomentan el uso de vehículos individuales. Por último, el impuesto sobre vehículos pesados, que no cubre íntegramente sus costes y no incluye a los vehículos ligeros.
Un doble costo
El estudio estima que estas exenciones fiscales dan como resultado la emisión de 2,5 millones de toneladas adicionales de CO2 cada año, o alrededor del 6% de las emisiones totales del país.
Además, su mantenimiento representa un déficit importante para las finanzas públicas: 2,9 mil millones de francos para la Confederación y 1,7 mil millones para los cantones y municipios.
Reformas complejas a implementar
Sin embargo, reformar estas exenciones fiscales no parece sencillo. Gravar el queroseno, por ejemplo, requeriría la renegociación de numerosos acuerdos internacionales. Asimismo, Suiza debe coordinar con la Unión Europea cualquier cambio en la tarifa de los vehículos pesados.
Nicolás Rossé/vajo
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