La situación es denunciada conjuntamente por la Asociación Canadiense de Concesionarios de Vehículos Recreativos de Canadá (conocida por el acrónimo inglés RVDA) y la Asociación de Concesionarios de Vehículos Recreativos de Quebec (ACVRQ). Ambas asociaciones instan al Ministerio Federal de Finanzas a modificar las disposiciones fiscales.
La Agencia Tributaria de Canadá (CRA) impone una retroalimentación del 8% a todos los vehículos recreativos, así como a sus repuestos y accesorios, vendidos en Quebec entre 2012 y 2019. Este porcentaje proviene de la diferencia entre el HST de Ontario (13%) y el Goods and Impuesto sobre servicios (GST) del 5%.
Según explica Steve Lapierre, director general de la ACVRQ, Ontario optó, en 2010, por el sistema fiscal armonizado con el gobierno federal. Y los vehículos recreativos vendidos en Quebec transitan por Ontario antes de llegar a su destino.
“La gran mayoría de las casas rodantes se construyen en Indiana. Cuando un comerciante de Quebec encarga vehículos recreativos a Indiana, inevitablemente se dirige al norte, cruza a Ontario y conduce por la 401 antes de llegar a Quebec”, explica.
Hasta ahora, los fabricantes sólo cobraban el GST a los comerciantes. “Se pagó sin problemas”, continúa el señor Lapierre.
“Y la CRA decidió que se debería cobrar al HST de Ontario. Por lo tanto, no se basa en dónde va el bien, sino en dónde cruza hacia Canadá”, añade.
“La CRA ha pedido a los fabricantes de vehículos recreativos que reembolsen la diferencia entre el HST y el GST. Y todo se remonta a 2012”.
— Steve Lapierre, director general de la ACVRQ
En consecuencia, los fabricantes enviaban facturas a los comerciantes. Lapierre no sabe si llegarán otros proyectos de ley para el período comprendido entre 2019 y 2024.
billetes fuertes
Se trata de facturas extremadamente elevadas, según el Sr. Lapierre. “Todo esto por un trámite fiscal. Porque el comerciante podría reembolsar esa diferencia impositiva y reclamarla sin beneficio alguno para el gobierno federal”, añade durante una entrevista telefónica.
Estas facturas ascienden a hasta 3,8 millones de dólares para un comerciante. Lapierre afirma que de este modo se reclaman más de 50 millones de dólares estadounidenses.
El concesionario Roulottes Chaudière de Lévis tuvo que pagar una factura de más de 900.000 dólares.
“Esta decisión podría destruir nuestras empresas”, declaró el propietario de Roulottes Chaudière, Josée Bédard, en el comunicado enviado por la ACVRQ y la RVDA.
“Si este problema no se resuelve, no tendremos más remedio que reducir nuestras actividades, poniendo en riesgo decenas de empleos bien remunerados”, añade.
Cambio solicitado
Lo que la ACVRQ y la RVDA piden es que los funcionarios electos de Quebec, a nivel federal y provincial, intervengan para exigir que Ottawa resuelva el problema. Desde octubre de 2023, las dos entidades han estado pidiendo una modificación retroactiva del artículo 178.8 de la Ley de Impuestos Especiales. Lo que solucionaría el problema, según ellos.
“Esta situación roza realmente el absurdo: una empresa quebequense importa un producto estadounidense destinado a Quebec, con la intención de venderlo en Quebec, y se ve obligada a pagar el impuesto sobre las ventas en Ontario simplemente porque el producto transita por esta provincia”.
— Éléonore Hamm, presidenta de RVDA
“Sin embargo, comprar el mismo producto a un proveedor del oeste de Canadá no implica que se imponga ningún HST en Ontario. La legislación fiscal trata de forma diferente a los proveedores estadounidenses y canadienses”, afirma Hamm.
Lapierre explica que la situación coloca a los comerciantes en una situación delicada. “Quieren mantener una buena relación con los fabricantes. […] Muchos de estos comerciantes no pueden permitirse tales cantidades”, explica.
En su opinión, hay una solución, pero en última instancia es arriesgada. “El comerciante pide prestado el dinero y paga al ARC con la esperanza de que pueda devolverlo. Uno de nuestros miembros lo hizo. Pagó a la ARC y reclamó su reembolso. Fueron necesarios varios meses para recibir su regreso. Y como no fue una transacción normal, le valió una auditoría de la CRA”, concluye.