Los mercados predicen que el programa del 47º presidente de los Estados Unidos tendrá tendencias inflacionarias según la evolución del bono americano a 10 años que desde las elecciones se mueve en un rango del 4,38-4,45%.
En un ambiente geopolítico tenso, el Viejo Continente continúa cayendo tras la publicación de unos PMI decepcionantes que confirman la tendencia de desaceleración económica. Los mercados bursátiles estadounidenses viven al ritmo de los nombramientos del gabinete de la nueva administración y de Trump Trades.
A medida que la temporada de publicación de resultados llega a su fin, las nominaciones están cambiando en todos los mercados. El último, el de Scott Bessent al frente del Tesoro, parece tranquilizar a Wall Street. Este gestor de fondos de inversión, gran conocedor de los mercados, aboga por una política ultraliberal y apoya los derechos de aduana como palanca de negociación. Contrarresta el de Robert F. Kennedy al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos o el de Peter Hegseth, este presentador de Fox News que no tiene experiencia militar ni de seguridad nacional, impulsado a la jefatura del Pentágono durante un período de intensa tensiones geopolíticas. En cualquier caso, todas estas opciones reflejan el deseo del presidente electo de mostrar a su base que no tiene intención de andarse con rodeos para cumplir sus promesas de campaña.
Los mercados predicen que el programa de Trump tendrá tendencias inflacionarias según la evolución del bono americano a 10 años que desde las elecciones se ha movido en un rango del 4,38-4,45%.
A pesar de las incertidumbres relacionadas con la implementación del programa político de Trump, los inversores están favoreciendo más que nunca los mercados estadounidenses y con razón. Si bien los indicadores PMI compuestos aparecieron en línea en Estados Unidos (55,30 frente a 54,30 previstos), mostraron una sorprendente debilidad en Europa (48,10 frente a 50), corroborando, si fuera necesario, diferentes realidades económicas a un lado y al otro lado del Atlántico. La situación política en las dos principales economías no ayuda. Mientras el gobierno francés carece de estabilidad, Alemania se ve obligada a celebrar elecciones anticipadas. El espectro de los aranceles aduaneros estadounidenses exacerba el clima de incertidumbre y pesa aún más sobre unas perspectivas económicas ya débiles.
Durante la semana pasada, el S&P500 subió un 1,28%, el Nasdaq un 1,15%, mientras que el Stoxx Europe 600 ganó un 1,12%.
Esta semana, la agenda macroeconómica se amplía algo con la inflación PCE y las actas de la última reunión de la Fed en Estados Unidos y las primeras estimaciones de inflación alemanas para el mes de noviembre.
En diciembre los Bancos Centrales de las dos economías decidirán por última vez en 2024.
Para la Reserva Federal, se esperan menos recortes de tipos y de menor magnitud. La herramienta FedWatch nos dice que la probabilidad de un recorte de tipos de 25 puntos básicos (pb) en la próxima reunión ha caído de casi el 75% hace un mes al 55% hoy. Ahora estimamos caídas futuras de entre el 1,2 y el 1,5% durante los próximos doce meses.
Para el Banco Central Europeo el escenario es diferente. Probablemente serán necesarios más recortes para apoyar la economía. Tras la publicación de los PMI, la probabilidad de una caída de 50 pb en la próxima reunión del 12 de diciembre aumentó hasta el 60%.
A pesar de la inestabilidad global que exige cautela, futuros recortes de tipos podrían dar impulso al mercado de valores.
Lo esencial en breve