La vuelta de Sunrise a Bolsa plantea muchas dudas sobre el valor real de este operador. Con una valoración de alrededor de 3.200 millones de francos al final de la semana, muy lejos de los 6.800 millones gastados por la estadounidense Liberty Global para absorber esta marca en 2020 y fusionarla con UPC, podemos preguntarnos sobre la relevancia financiera de esta operación. .
Este “nuevo” Sunrise ya no tiene mucho que ver con la empresa adquirida hace 4 años. La integración de la UPC ha modificado profundamente su perfil y su cultura corporativa, convirtiendo al antiguo rival de telefonía móvil en el principal operador de cable del país, con sinergias que aún están por demostrar para el cliente final, que sigue siendo despejado con fuertes siegas en beneficio del mismo. de los propietarios.
Una deuda preocupante
La colosal deuda heredada de la adquisición por parte de Liberty Global parece pesar mucho en las cuentas. A pesar de los esfuerzos anunciados para reducirlo en 1.500 millones, constituye una carga que limita las capacidades de inversión, que sin embargo son cruciales en un sector tan competitivo. Pensamos en particular en el viejo cable de la empresa que la dirección financiera lucha por renovar.
Los recientes resultados financieros podrían dar lugar a debate: la facturación cayó un 1,3% en el tercer trimestre. ¡Estamos lejos de este competidor líder que debía luchar contra Swisscom! Por tanto, la promesa de un dividendo de 240 millones a partir de 2025 puede parecer muy optimista dada la situación. Obviamente, la gestión financiera aún puede intentar ir al grano. Ella no dudará.
Un futuro incierto
Operacionalmente, Sunrise (UPC) está realmente luchando por diferenciarse de la competencia. Su red móvil, que alguna vez fue el buque insignia de la compañía, ha perdido brillo y requerirá importantes inversiones para respaldar la competencia del antiguo monopolista Swisscom y del dinámico Salt, mientras que su oferta fija por cable parece cada vez menos competitiva frente a la fibra óptica.
En este contexto, este tipo de “regreso al mercado de valores” parece más una transacción financiera dudosa que un verdadero nuevo comienzo. Los nuevos inversores potenciales harían bien en mirar más allá de la fachada comercial y evaluar las perspectivas reales de crecimiento y rentabilidad de este operador que ha sido bastante vaciado de sustancia en beneficio de sus distintos propietarios.
Xavier Studer
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