El gran Mercedes-AMG GT, pero con un motor pequeño bajo un largo capó.
El Mercedes-amg Gt de segunda generación es, como su nombre indica, un GT que compite a su manera con máquinas como el Porsche 911 Turbo, el Aston Martin Vantage o el Ferrari Roma. Todavía depende de un gran V8 biturbo de 4.0 litros, que desarrolla 585 caballos de fuerza en su versión de 63 “rango central” o 816 caballos de fuerza en la variante híbrida enchufable E-Performance.
Pero desde hace varios meses también está disponible con un pequeño cuatro cilindros turboalimentado de 2.0 litros para reducir su precio. También aquí el GT 43 representa ahora el modelo básico. Fuerte en 421 caballos de fuerzaafirma un tiempo de 0 a 100 km/h de 4,6 segundos frente a los 3,2 segundos de la variante V8, abandonando la tracción total de las versiones “grandes”. Pero también un consumo mixto de 10 litros a los 100 km en lugar de los 14 litros del 63. ¿Suficiente para evitar la máxima penalización ecológica? Ni siquiera porque también tiene derecho a la ecotasa de 60.000 euros por sus 235 g/km de CO2. Entonces, ¿cuál es el punto?
55.000€ de diferencia, ¿eso cuenta?
El interés es sólo el precio fijado en 146.300 euros en lugar de 201.500 euros para el 63 V8 (o 230.800 euros para el GT 63 Pro y GT 63 S E-Performance). Este GT 43 plantea así una pregunta muy filosófica: ¿es mejor? ahorra 55.000€ ¿O beneficiarse de un motor excepcional, ciertamente de carácter menos generoso que el de la generación anterior del AMG GT? Estaríamos tentados a decantarnos por la segunda posibilidad pero quizás algunos puedan conformarse con la simple idea de conducir un coche con un físico espectacular. Imagina un kit AMG Line, pero llevado al máximo…
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