El hombre que disparó a su vecino del segundo piso cuando se encontraba en avanzado estado de ebriedad, en Repentigny, el pasado mes de octubre, fue puesto en libertad el viernes bajo varias condiciones, según informó el director de la Fiscalía Penal y Penal (DPCP).
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El juez Bruno Leclerc impuso al acusado del caso, Marcel Potvin, una serie de criterios que debía respetar.
Potvin tendrá que pasar seis meses en el Pavillon Louis-Cyr para seguir una “terapia cerrada” contra la adicción, las 24 horas del día.
Sus armas de fuego y licencias han sido revocadas y tiene prohibido obtener otras nuevas.
El acusado no está autorizado a tener contacto con la víctima, Angélique Croteau, ni con su familia inmediata.
Potvin también debe abstenerse de consumir alcohol y “no puede estar en un bar o restaurante excepto para consumir una comida”, afirmó por correo electrónico la fiscal de procesos penales y penales vinculada al caso, Han-Catherine Morin.
“Podría haberme matado”
El padre de la víctima, Stéphane Croteau, expresó sin embargo su preocupación por la decisión del tribunal, aunque el acusado se rige por un código estricto.
“Si no cumple con sus condiciones, vuelve a entrar. Esto es lo que aprendí”, subraya Croteau en una entrevista. “No tiene sentido. Cuando limpias un arma, se supone que no debe estar cargada. Es completamente irresponsable”.
La víctima de la historia, Angélique Croteau, poco a poco empieza a superarlo, pero no disculpa las acciones del señor Potvin.
“Esto no es perdonable. Podría haberme matado, exclama. Podría haber matado a alguien más. Eso no es perdonable. Es irresponsable”.
“Alguien como yo se sintió conmovido por su estupidez, su ignorancia”, añade. Podría haber muerto. Eso tampoco habría sido perdonable”.
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La joven, que acaba de cumplir 24 años, dice sin embargo que puede volver a caminar, pero tiene terribles recuerdos de aquella noche de octubre cuando la despertó un proyectil de un rifle calibre 12 que había atravesado el suelo para alcanzar su pelvis.
Quiere que el hombre que vivía dos pisos más abajo reciba la ayuda que necesita. De lo contrario, teme que él pueda volver a hacerlo.
“Probablemente volverá a hacer lo mismo estando borracho, sin saber lo que está haciendo. Probablemente lastimará a otras personas o incluso matará a alguien”, se preocupa.
El padre y su hija también regresan a la entrevista que Angélique concedió pocos días después del trágico suceso.
“Ese día ella dijo en televisión que lo perdonaba. Angélique estaba medicada y Angélique tiene un gran corazón. Pero Angélique, cuando sufre, está lejos de perdonar, afirma Croteau. No lo perdono. Personalmente, no lo perdono”.
“No es perdonable”, repite la víctima.