Las reformas económicas en la Unión Europea se han vuelto “aún más urgentes” con la elección de Donald Trump en Estados Unidos, advirtió el viernes Mario Draghi, que vino a presentar sus propuestas a los líderes de los Veintisiete en una cumbre en Budapest.
El ex Primer Ministro italiano publicó a principios de septiembre un informe para reactivar el crecimiento en una Europa estancada en comparación con Estados Unidos.
“Las recomendaciones de este informe ya eran urgentes, dada la situación económica en la que nos encontramos hoy. Se volvieron aún más urgentes después de las elecciones estadounidenses”, afirmó a su llegada a la capital húngara.
“No hay duda de que la presidencia de Trump marcará una gran diferencia en las relaciones entre Estados Unidos y Europa”, añadió.
El multimillonario estadounidense ha prometido abordar los excedentes comerciales de la UE gravando las importaciones de productos europeos.
Si no realiza cambios radicales, la UE vivirá “una lenta agonía”, ya advirtió Mario Draghi en septiembre.
Europa debe reactivar su crecimiento a través de inversiones masivas en innovación digital, la transición verde y las industrias de defensa, estima en su documento de 400 páginas.
La competitividad está en el centro del segundo mandato de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea reelegida este verano, que prometió inspirarse en las conclusiones de Mario Draghi.
Sin embargo, entre intereses divergentes y desacuerdos ideológicos entre los estados miembros, el éxito del proyecto está lejos de estar garantizado.
Inspirado en gran medida en las ideas francesas apoyadas por el presidente Emmanuel Macron, el texto suscita ciertas reservas en Alemania.
Contiene “muchas mejoras e innovaciones que (Europa) necesita”, saludó el viernes el canciller Olaf Scholz, sin dar sensación de urgencia.
“Este es un momento de despertar estratégico para los europeos con respecto a lo que está sucediendo en Estados Unidos”, dijo el Ministro francés para Europa, Benjamin Haddad, refiriéndose a “una gran convergencia” de puntos de vista entre los Veintisiete.
Un muro de inversiones
El panorama trazado por Mario Draghi es sombrío: Europa está experimentando un declive económico en comparación con Estados Unidos y está aumentando peligrosamente su dependencia de China para determinadas materias primas y tecnologías estratégicas. La renta per cápita “ha aumentado casi el doble en Estados Unidos que en Europa desde 2000”, subraya.
El ex presidente del Banco Central Europeo calcula las inversiones necesarias en el Viejo Continente entre 750 y 800 mil millones de euros al año, más que el Plan Marshall de Estados Unidos que apoyó la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra en todo el mundo.
Este muro de inversión es un inmenso desafío para los 27 países de la UE mientras intentan reducir su deuda y sus déficits presupuestarios.
“El informe Draghi es una base excelente” para el trabajo, afirmó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Los líderes de la UE reconocen “la urgencia de una acción decisiva”, en un proyecto de texto que retoma las principales vías propuestas por Mario Draghi: profundización del mercado único, unión de los mercados de capitales, aplicación de “una política comercial que defienda los intereses europeos, regulación simplificación…
Pero siguen siendo vagos en cuestiones presupuestarias.
Los Veintisiete reconocen que será necesario movilizar “financiaciones tanto públicas como privadas” y afirman que quieren “explorar todos los instrumentos y herramientas”, una declaración controvertida que suscitó largas discusiones.
De hecho, Alemania y otros países “frugales” excluyen cualquier recurso a una nueva deuda conjunta, a pesar del éxito del histórico plan de recuperación post-Covid de 800 mil millones de euros iniciado en 2020.
Sin embargo, podrían considerar la financiación pública a través del presupuesto de la Unión Europea o un mayor recurso al Banco Europeo de Inversiones.
Se hará hincapié en la financiación privada movilizando los ahorros de los europeos hacia las necesidades de las empresas y derribando las barreras nacionales que impiden la creación de un verdadero mercado financiero interior.
Más allá de la declaración de principios de Budapest, los países miembros corren el riesgo de empantanarse en debates interminables. Además del problema de la financiación, sus intereses divergen en la unión de los mercados de capitales, una auténtica serpiente marina de cumbres europeas. La creación de una unión de industrias de telecomunicaciones, energía o defensa también está bloqueada desde hace años.
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