Mientras los canadienses recuerdan la conmoción que supuso la primera elección de Donald Trump, la historia parece a punto de repetirse. El regreso de Trump a la Casa Blanca –sea bienvenido o no– representa otro momento crucial. Esta vez, sin embargo, Canadá abordará esta nueva presidencia con más calma y reflexión.
Publicado a las 0:45 a.m.
Actualizado a las 6:30 a.m.
Bajo su primera administración, a Canadá le fue relativamente bien económicamente, a pesar de la intensa retórica política. Nuestro producto interno bruto (PIB) per cápita creció un 6,3%, una cifra mucho más fuerte que el estancado crecimiento actual. El comercio agroalimentario entre Canadá y Estados Unidos también ha florecido, aumentando casi un 20% entre 2016 y 2020. A pesar de la política América primeronuestro sector alimentario se ha beneficiado del aumento del comercio transfronterizo, una tendencia que podría continuar.
Sin embargo, los agricultores canadienses enfrentan hoy un contexto más difícil. Las promesas de campaña de Trump incluyen reducir los costos para los agricultores estadounidenses para aumentar su competitividad, mientras que los costos agrícolas canadienses han aumentado bastante.
Desde 2019, los precios mayoristas de los alimentos en Canadá han aumentado casi un 40% más que los de Estados Unidos, lo que coloca a los productores canadienses en desventaja y complica su competitividad. Un segundo mandato de Trump podría ampliar esta brecha, ejerciendo más presión sobre nuestro sector agrícola.
Las políticas medioambientales también podrían convertirse en una importante fuente de tensión. Durante su primer mandato, Trump revocó más de 100 regulaciones ambientales, muchas de las cuales fueron restablecidas por el presidente Biden. Si regresa al poder, el impuesto al carbono de Canadá –ya controvertido– podría pesar aún más sobre el comercio transfronterizo. Desde 2019, este impuesto ha aumentado de 20 dólares por tonelada a 95 dólares por tonelada proyectados para 2025, lo que aumenta significativamente los costos para la agricultura canadiense.
La postura menos restrictiva de Trump sobre el medio ambiente podría dar una ventaja de costos a los agricultores estadounidenses, dejando al sector agrícola canadiense con mayores gastos operativos.
Además, Trump podría apoyar una versión actualizada de un Proyecto de Ley Agrícola de casi 2 billones, fortaleciendo los seguros de cosechas, los subsidios y la investigación agroalimentaria en los Estados Unidos para contrarrestar la influencia global de China.
Con las tensiones chino-estadounidenses nuevamente, Canadá tendrá que navegar con cuidado en este panorama cada vez más competitivo y politizado. La probabilidad de una mayor producción de etanol y una línea dura continua sobre los aranceles chinos, políticas mantenidas en gran medida por la administración Biden, subrayan que la alineación de Canadá con las estrategias agrícolas de Estados Unidos será crucial para evitar perturbaciones potenciales en los negocios.
En el comercio mundial, también hay mucho en juego. Los países BRICS están fortaleciendo sus alianzas para contrarrestar la influencia occidental, y un enfoque más aislacionista de Estados Unidos bajo Trump podría obligar a Canadá a elegir sus alianzas con cuidado. Esta reevaluación estratégica no será fácil, ya que el papel de Canadá como potencia media podría ponerse a prueba en un mundo más polarizado entre bloques económicos competidores.
En términos de comercio con América del Norte, Canadá tendrá que enfrentar un enfoque transaccional por parte del gobierno de Trump, lo que traerá cierta previsibilidad y negociaciones difíciles. La renegociación del acuerdo comercial de América del Norte podría significar que sectores espinosos como el de los productos lácteos vuelvan a la mesa de negociaciones.
El proyecto de ley C-282, que protegería los sistemas de gestión de suministro de Canadá de concesiones en futuros acuerdos comerciales, podría ser uno de los primeros objetivos. Si este proyecto de ley se aprueba, Canadá podría enfrentar presión inmediata de Estados Unidos para eliminarlo, complicando los esfuerzos para proteger nuestro sector agroalimentario.
Si bien el regreso de Trump podría traer algunos beneficios económicos, también desafiaría las políticas comerciales, las estructuras de costos y los estándares ambientales de Canadá. Los actores del sector agroalimentario en Canadá tendrán que prepararse para ajustes complejos cuando Trump regrese a la Casa Blanca.