Durante mucho tiempo, la Marina de los EE.UU., a través de la Oficina de Investigación Naval [ONR]estuvo a la vanguardia de la investigación encaminada a desarrollar una pistola electromagnética [ou Electromagnetic Railgun – EMRG]se supone que “revolucionará” la artillería naval debido a las ventajas que probablemente ofrecerá. Iniciado en 2005 y en el que participaron BAE System y General Atomics, este proyecto parecía ir por buen camino… Sin embargo, debido a la falta de fondos presupuestarios suficientes para llevarlo a cabo, ahora se está desacelerando, habiéndose dado prioridad a la desarrollo de misiles hipersónicos.
Sin embargo, otros países están interesados en esta tecnología. Así, China sugirió que había probado un cañón electromagnético del buque de asalto anfibio Haiyang Shan… Lo cual no ha llegado a corroborar hasta la fecha ninguna prueba.
Japón también se ha embarcado en el desarrollo de tal arma. Además, no sin éxito, ya que en octubre de 2023 la agencia de tecnología, adquisiciones y logística del Ministerio de Defensa japonés [ATLA] Hizo un primer disparo con un EMRG desde un barco. Con una potencia de al menos 5 megajulios, este cañón habría sido capaz de disparar proyectiles de 40 mm a una velocidad de 2230 m/s [soit Mach 6,5].
Además, Japón selló recientemente una asociación con Francia y Alemania en este ámbito con la firma de un acuerdo tipo TOR. [termes de références] Se supone que abrirá “el camino a la cooperación” en tecnología de armas electromagnéticas entre ATLA y el Instituto de Investigación franco-alemán de Saint-Louis. [ISL]. Y esto mientras este último ha desarrollado un “lanzador electromagnético” llamado PEGAGUS así como el cañón “RAFIRA”, capaz de disparar salvas con proyectiles de 25 mm, con aceleraciones de más de 100.000 G.
Esta experiencia también llevó a la Comisión Europea a designar al ISL para coordinar el proyecto PILUM. [Projectiles for Increased Long-range effects Using ElectroMagnetic railgun]cuyo objetivo era demostrar la posibilidad de “lanzar proyectiles de hipervelocidad con precisión a una distancia de varios cientos de kilómetros”. Cumpliendo sus promesas, ha dado origen al programa THEMA. [TecHnology for Electro-Magnetic Artillery]lanzado en junio de 2023 con un presupuesto de 15 millones de euros, financiado por el Fondo Europeo de Defensa [FED].
Dicho esto, al mismo tiempo, y sin dar muchos detalles, la Dirección General de Armamento [DGA] ha desvelado un proyecto que, llevado a cabo bajo los auspicios de la ISL, debía dar lugar a un cañón electromagnético destinado a la Armada francesa. ¿Se han logrado avances significativos desde entonces?
La respuesta se dará durante el salón Euronaval. De hecho, la Agencia de Innovación de Defensa anunció que presentaría el “proyecto de arma electromagnética RAILGUN”, apoyado por la ISL.
“Ante las amenazas de hipervelocidad o saturación, Europa necesita artillería más eficiente a bajo coste. RAILGUN es un innovador cañón electromagnético instalado en la proa de un edificio. […] Esta tecnología disruptiva representa varias ventajas”, incluido un “campo de tiro significativamente ampliado [plus de 200 km]una “defensa antiaérea mejorada por la reducción del tiempo de vuelo”, una “letalidad aumentada por la fuerza de la velocidad del impacto” y una “mayor capacidad de transporte de municiones debido a la ausencia de cargas propulsoras”, explica Feo.
Por su parte, la ISL se limitó a precisar que el cañón electromagnético que presentará durante Euronaval es capaz de “lanzar proyectiles a velocidades de hasta 3.000 m/s”… o 10.800 km/h en Mach 8,7… Y esto mientras La velocidad se considera hipersónica a partir de Mach 5.
Como recordatorio, para operar una pistola electromagnética, debe circular una corriente eléctrica de alta intensidad entre dos rieles conductores para crear un campo magnético. Luego, gracias a la fuerza de Laplace, el proyectil, también conductor, sufrirá una fuerte aceleración antes de ser expulsado del tubo a muy alta velocidad. Evidentemente, esto exige afrontar varios retos en diferentes ámbitos, empezando por los materiales, que están sujetos a limitaciones mecánicas muy importantes. También es necesario encontrar una fuente de energía suficiente que pueda “liberarse” casi instantáneamente y poder guiar los proyectiles, especialmente cuando son a hipervelocidad.