do¿Cómo reindustrializar Francia? La cuestión no es nueva pero el contexto actual exige que reexaminemos las políticas implementadas. Porque no se trata sólo de apoyar el tímido movimiento de reindustrialización – los indicadores siguen siendo ambivalentes al respecto – sino, sobre todo, de apoyar una industria que se enfrenta a una competencia internacional cada vez mayor y a rupturas en las tecnologías, las políticas, el clima y las relaciones internacionales.
A esto se suma el contexto presupuestario restringido, en el que es difícil ver cómo los esfuerzos podrían salvar a las empresas. Hasta hace poco, a raíz de la política de oferta, las políticas públicas a favor de la industria adoptaban la forma de medidas presupuestarias no selectivas, que contribuían al déficit público, ya que un cierto número de reducciones de impuestos y contribuciones tienen explícitamente como objetivo la reindustrialización o la competitividad. . Con la idea de que los recortes de impuestos se financiarían con una mayor actividad.
Hoy en día, estas políticas no focalizadas difícilmente pueden seguir siendo el alfa y omega de la política industrial. El contexto nos lleva a cuestionarlos y apuntar a intervenciones vinculadas a las especificidades de las actividades industriales. Este es el punto de inflexión que dio Estados Unidos en 2022, con la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips, que subsidian los sectores verdes y de microprocesadores. Esto es también lo que hizo la ley de industria verde en Francia. La flexibilización de las normas sobre ayudas estatales dentro de la Unión Europea ofrece un nuevo margen de maniobra para ello.
Actividades a punto de desaparecer
En este nuevo contexto, dos cuestiones parecen fundamentales para la industria: la necesaria bifurcación ecológica y la adaptación a un entorno internacional más conflictivo.
La transición ecológica plantea dos tipos diferentes de cuestiones para la industria: apoyar la descarbonización de los procesos industriales y generar nuevos sectores y actores que permitan la descarbonización de otros sectores de la economía, como el transporte, la vivienda o la producción de electricidad.
La primera cuestión plantea cuestiones de competitividad para las industrias que emiten altos niveles de gases de efecto invernadero (química, metalurgia o materiales de construcción). Es, en primer lugar, en estos grandes centros industriales emisores donde el apoyo público debe permitir realizar las inversiones necesarias para la descarbonización. Garantizar la igualdad de condiciones también es necesario para la planificación de inversiones a largo plazo; El mecanismo de ajuste en frontera de carbono es una primera medida en esta dirección. Para otros sectores industriales habrá que considerar su extensión en función de los efectos de su implementación.
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