Para los refugiados palestinos, la prohibición de la UNRWA en Israel, votada por el Parlamento israelí el lunes, es una nueva afrenta. En el campo de refugiados de Qalandiya, en la Cisjordania ocupada, las dos leyes que paralizan la agencia de ayuda de la ONU están en todas las conversaciones y tienen el efecto de una ducha fría.
“Sin la UNRWA, nadie puede vivir una vida digna”, lamenta Ahmad Abu Shehadeh, de 67 años, que pasó treinta años de su vida enseñando en el campo, atrapado entre lo que él llama el muro del apartheid y el puesto de control del mismo nombre.
Cuando se creó, la misión de la UNRWA era ayudar a los 750.000 refugiados palestinos expulsados de sus tierras durante la Nakba, cuando se creó el Estado de Israel en 1948, mientras se necesitaba tiempo para encontrar una solución. Pero sin perspectivas, el mandato de la agencia fue renovado posteriormente y el número de refugiados se multiplicó por ocho, llegando a casi 6 millones.
Para algunos, esta prohibición no es más que un “castigo colectivo”. “Estamos afectando a mucho más que sólo los servicios de la UNRWA. El objetivo es presionarnos aún más y continuar el desplazamiento del pueblo palestino”, analiza Khaled, un residente del campo.
OOPS, un “salvavidas”
Estos palestinos piensan ante todo en Gaza, donde las consecuencias serán más graves. Según Nahed, profesora de francés que vive en Khan Younès, al sur del enclave, “la UNRWA es el salvavidas de los palestinos”. “¿Quién nos distribuirá harina y productos básicos a los inmigrantes?”, pregunta preocupada.
La agencia de la ONU gestiona más de 700 escuelas para niños refugiados y 140 centros de salud donde se brinda atención gratuita. También está tratando de garantizar la distribución de ayuda alimentaria vital, a pesar de los bloqueos humanitarios impuestos por Israel. La organización se ha ganado la confianza de los habitantes de Gaza con el tiempo, a diferencia de otras estructuras. “No confiamos en los comerciantes ni en las instituciones privadas, porque venden ayuda en lugar de distribuirla”, señala Nahed.
Al obstruir las operaciones de la UNRWA, en lugar de facilitarlas, Israel está una vez más atacando el derecho internacional.