Sobre la necesidad del levantamiento campesino

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Tras los movimientos europeos, a principios de año los agricultores suizos tomaron la iniciativa para expresar sus preocupaciones y necesidades. Todos debemos escuchar el grito de angustia de quienes nos alimentan y dan forma a nuestros paisajes típicos.

Cuando, en los albores del tercer milenio, nuestro gobierno decidió retirarse de la regulación de los mercados agrícolas, ofreció nuestros alimentos, uno de nuestros bienes más preciados, al apetito insaciable de los agroindustriales.

Esta elección tuvo graves consecuencias. De este modo, hemos sacrificado todo un segmento de nuestra economía local y circular. Las pequeñas explotaciones agrícolas están muriendo, dejando su lugar a entidades cada vez más grandes, especializadas y aisladas. Poco a poco van desapareciendo molinos harineros, carnicerías, panaderías y pequeñas tiendas de alimentación. No quedan muchos.

Nuestros alimentos deben volver imperativamente al centro de las preocupaciones de quienes están principalmente interesados: quienes los producen y quienes los consumen. Y para ello nuestras armas serán los precios justos, la transparencia, el uso respetuoso de nuestros recursos y la toma de decisiones colectiva. ¡No dejemos más que unos pocos privilegiados se aprovechen de nuestra riqueza!

En colaboración con “La Semana del Goût”

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