Más impuestos por más servicios: la ilusión desenmascarada

Más impuestos por más servicios: la ilusión desenmascarada
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Lo hemos escuchado varias veces de boca de los gobiernos: crearemos un impuesto específico o una contribución especial prometiendo que el dinero se destinará “realmente” a mejorar los servicios en un área particular. Hoy en día, el argumento se utiliza en el tema del transporte público.

Un gobierno quiere tragarse la píldora de un aumento de impuestos dándole un nombre pegadizo. Se refugia en la promesa de que los nuevos ingresos se dedicarán a mejorar tangiblemente un servicio público deficiente. ¡Gran política! Ponga una lupa sobre el resultado esperado para magnificar el beneficio con la esperanza de que se olvide el costo real…

Una encuesta de Léger acaba de demostrar hasta qué punto estos intentos políticos están fracasando. A la pregunta “¿Está usted a favor de pagar más impuestos para mejorar la calidad de los servicios gubernamentales?”, el 84% respondió que no. Apenas el 10% dice creerlo. Incluso entre los votantes de Québec Solidaire, el partido más proclive a aumentar el papel del Estado, el 23% estaría dispuesto a pagar y el 68% rechaza la idea.

Demasiado gravado

Esta encuesta muestra de manera más general que tres cuartas partes de los contribuyentes están convencidos de que no obtienen valor por su dinero en servicios públicos, en comparación con los impuestos que pagan.

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El ciudadano/elector/contribuyente ha comprendido, por tanto, que la idea mágica de añadir cada vez más dinero a las estructuras estatales no garantiza en absoluto recibir mejores servicios. El Estado es una máquina de gastar, de sumar empleados y de complejizar trámites. Es demasiado fácil inyectar más dinero sin que el ciudadano note diferencia alguna en los servicios recibidos.

Tengo en mente un buen ejemplo bastante reciente: la contribución sanitaria. Molesto por la crisis financiera mundial, el gobierno liberal de Jean Charest añadió esta línea al informe fiscal en 2010: cada contribuyente con un ingreso mínimo pagaría 25 dólares el primer año, 100 dólares el segundo y 200 dólares a partir de entonces.

En última instancia, el nuevo impuesto generaría mil millones de dólares al año que se invertirían en la red de . Durante su mandato, el PQ transformó el aporte de salud para hacerlo más progresivo, para tomar en cuenta los ingresos. De regreso al poder, los liberales se comprometieron a abolirlo, lo que se hizo en 2018.

Foto de archivo, Agencia QMI

Mentiras

Por tanto, los contribuyentes pagaron esta contribución sanitaria de 2010 a 2018. Prometido, jurado, escupido, el dinero se dedicó a mejorar la red sanitaria. ¿Alguien recuerda que las cosas mejoraron en salud durante esos ocho años? Una broma…

La contribución sanitaria fue sólo un pretexto de marketing político para recaudar un poco más de impuestos apoyándose en la noble causa de la asistencia sanitaria.

Aviso a quienes sueñan con un aporte especial para el transporte público. No más impuestos para darte más servicios, la población ya no cree en ello. ¡Administrar!

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