En Quebec existe lo que podríamos llamar una “industria de la pobreza”, que se dedica a vendernos el mito de que todos somos pobres. Al parecer, es muy rentable. Y muy inquietante.
Esta semana, el Instituto de Estadística de Québec reveló que la renta media anual de los quebequenses, teniendo en cuenta la inflación, había aumentado casi un 2% en 2022. En 20 años, nuestro poder adquisitivo real aumentó un 35%, de 27.200 dólares a $36,850.
Sin embargo, la noticia fue recibida con incredulidad.
Ricos, ¿somos? Imposible.
Sí, el precio de algunos bienes importantes –entre ellos la vivienda y los alimentos– ha aumentado significativamente. Otros, en cambio, no han cambiado, o incluso han bajado: el precio de la ropa, los electrodomésticos, la electrónica (¡y los hot dogs en Costco!) apenas ha aumentado en 20 años.
El sentimiento de riqueza, el sentimiento de pobreza.
Estamos más enojados por los aumentos de precios que contentos por un aumento salarial. Esto nos deja con la impresión de que la vida es cara, cuando en realidad nuestro poder adquisitivo está aumentando.
Esta impresión, sin embargo, es… ¡una impresión!
- Escuche el encuentro Gosselin-Dumont con Francis Gosselin vía QUB :
Estadísticamente, en casi todos los niveles de ingresos, incluso entre los menos favorecidos, la situación económica ha mejorado en los últimos 20 años. Según Luc Godbout, catedrático de Fiscalidad y Finanzas Públicas, Quebec está por delante de todas las provincias canadienses en cuanto a la tasa de cobertura del salario mínimo (114%).
Además, si incluimos el aumento a 15,75 dólares la hora esta semana, el salario mínimo habrá aumentado un 26% desde 2019, mientras que los precios solo han aumentado un 17%.
La pobreza, una negocio
A pesar de todos los datos estadísticos rigurosos y concluyentes, en Quebec existe un ecosistema de empresas y organizaciones que viven a expensas de la pobreza, una “industria” que se alimenta de ella.
La acusación está encabezada en parte por el Instituto de Investigación e Información Socioeconómica, IRIS, un instituto partidista que reúne a cerca de 100 investigadores, cuyo principal objetivo es proporcionar a Poverty Inc. datos a veces truncados y a menudo falsos, para justificar nuestra desgracia colectiva.
Al utilizar documentos que parecen estudios económicos serios, este instituto participa en la industria de la pobreza, lo que, claramente, es un buen negocio para una organización de investigación en crecimiento.
Con este espíritu, pocos días después de la publicación de las estadísticas oficiales del Instituto de Estadística de Quebec, IRIS publicó un documento que promulga un nuevo indicador económico: “ingresos después de impuestos para vivir con dignidad” o “ingresos sostenibles”. lo cual concluye… ¡que somos pobres!
Según este “estudio”, se requiere un ingreso individual superior al ingreso medio para “vivir con dignidad”.
También en este informe aprendemos, sin ningún tipo de explicación, que tenemos que gastar varios cientos de dólares más al año en alimentación en Saguenay que en Montreal. Esta información es falsa y ha sido desmentida por varios expertos agroalimentarios.
¿De dónde vienen estos datos? ¿Cómo se construye este “índice de precios” alternativo?
Nadie lo sabe.
Los falsos problemas
En el mundo de Poverty Inc., la precisión del análisis económico tiene una importancia secundaria. La neolengua de “dignidad” e “ingresos sostenibles” sirve para otros propósitos: conseguir clics, conseguir financiación, aumentar la influencia.
Si hay que desinformar un poco de paso, ese es el precio a pagar.
Si bien el número de quebequenses que viven por debajo de la tasa de bajos ingresos ha disminuido casi un 10% en los últimos diez años, la industria de la pobreza debería haber perdido sus plumas.
Sin embargo, florece.
Extraña paradoja.
Quebec sufre graves problemas de falta de vivienda, acceso a la propiedad, movilidad, inseguridad alimentaria, integración de inmigrantes y analfabetismo, y es necesario abordarlos. Pero sin ofender a los principales beneficiarios de este pesimismo económico, el aumento general de la pobreza no es uno de ellos.
