El proyecto de tren autónomo ARTE (Autonomous Regional Train Evolution) de Alstom se está acelerando, con pruebas de trenes sin conductor en Alemania. Como parte de este programa, dos trenes Coradia LINT recorrieron varios kilómetros en modo autónomo en Salzgitter, en el estado de Baja Sajonia en Alemania. Estas pruebas se realizaron con invitados a bordo, lo que marca una nueva etapa en la experimentación de esta tecnología.
Primeras pruebas de trenes sin conductor en Alemania
El proyecto ARTE, apoyado por las autoridades alemanas, reúne a Alstom, el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) y la Universidad Técnica de Berlín. Uno de los puntos clave de estas pruebas es el uso del control remoto (RTO), que permite a los operadores controlar los trenes desde una estación remota, mediante una tableta. Este sistema permite recuperar el control manual de un tren autónomo si es necesario.
Según Florian Kittelmann, director de movilidad autónoma de Alstom, el objetivo es demostrar que es posible convertir los trenes existentes en vehículos autónomos sin grandes cambios en la red ferroviaria. “ Aplicamos tecnología de punta a un tren regional antiguo, demostrando la flexibilidad de nuestro enfoque. “, explicó.
Las pruebas realizadas en Alemania muestran que los trenes antiguos se pueden adaptar para la automatización mediante sistemas de reconocimiento de imágenes y cámaras capaces de leer las señales ferroviarias.
La automatización de trenes, probada aquí por Alstom, es parte de una tendencia más amplia en el sector ferroviario. Los trenes equipados con sensores (lidar, cámaras, etc.) y sistemas de gestión del tráfico podrían, en última instancia, funcionar sin conductor respetando los protocolos de seguridad. Según Alstom, este tipo de transporte podría mejorar la eficiencia operativa al reducir los costes operativos y permitir que los trenes circulen en todo momento del día y de la noche.
El proyecto ARTE también destaca la mayor seguridad que podrían ofrecer los trenes autónomos: monitorización continua y reacción rápida a los obstáculos en las vías. Además, la ausencia de intervención humana reduciría los errores, según el industrial.
Desde el punto de vista social, los trenes sin maquinistas preocupan a los sindicatos ferroviarios, que temen una reducción de puestos de trabajo en el sector. De hecho, la generalización de los trenes autónomos podría conducir a una reestructuración de tareas y a supresiones de empleo, creando así tensiones entre la industria y los trabajadores.
Además de las cuestiones técnicas y sociales, se plantea la cuestión de la aceptación pública de los trenes autónomos. Aún no está claro si los pasajeros se sentirán seguros en trenes totalmente automatizados. Por tanto, la transición a estas nuevas tecnologías puede llevar algún tiempo.
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