un callejón sin salida? – IREF Europa

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Publicado el 29 de septiembre de 2024


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El crecimiento económico en Europa ha experimentado una notable desaceleración desde mediados de la década de 2000. En paridad de poder adquisitivo (PPA), el PIB europeo es ahora un 12% inferior al de Estados Unidos, mientras que era un 4% superior al de hace dos décadas. Por tanto, el crecimiento estadounidense fue dos veces más rápido que el de Europa durante el período. Desafortunadamente, esta divergencia tiende a volverse más pronunciada, con repercusiones directas y duraderas en el nivel de vida de los europeos… y en el contexto político.

Baste decir que el informe Draghi que debía analizar las razones de esta caída económica era especialmente esperado. Para el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), está en juego la supervivencia del viejo continente. Sin embargo, está claro que los líderes políticos y económicos no han adoptado (todavía) sus conclusiones, fuera de unos pocos círculos restringidos. Volvamos a las tres conclusiones esenciales del informe.

1. Europa ha perdido sus motores históricos

Europa ha visto desmoronarse los tres pilares que durante mucho tiempo han sustentado su crecimiento: energía barata, comercio internacional próspero y estabilidad geopolítica percibida como inquebrantable. Sin remontarnos a la Revolución Industrial, el acceso a recursos energéticos de bajo coste (nuclear, gas, carbón) apoyó la competitividad de la industria europea. Pero la electricidad es ahora entre 2 y 3 veces más cara allí que en Estados Unidos o China, y el precio del gas se ha disparado, alcanzando niveles entre 4 y 5 veces más altos. Esto penaliza gravemente a las empresas, en particular a los sectores de uso intensivo de energía, que luchan por competir con sus principales competidores internacionales.

A esto se suma la posición incómoda del continente europeo en la competencia internacional, atrapado entre una China conquistadora (hoy competidor directo del 40% de los bienes y servicios europeos, frente al 25% en 2002) y los Estados Unidos, que han acentuado su Liderazgo tecnológico (sólo 4 empresas europeas aparecen entre las 50 primeras empresas tecnológicas globales). Finalmente, la invasión de Ucrania marcó el colapso de una creencia profundamente arraigada en Europa: la de la paz perpetua, repentinamente socavada por la realidad geopolítica.

2. La innovación disruptiva estancada

El economista Philippe Aghion suele resumir de manera sencilla pero pragmática los factores clave de éxito de la innovación disruptiva. Según él, los dos ingredientes esenciales de la receta mágica son el dinero y la “libertad”, entendida como libertad intelectual, agilidad social y flexibilidad regulatoria. Estados Unidos tiene ambos. China tiene el dinero. Europa no tiene ninguna de las dos cosas. El informe Draghi no dice nada más. Empecemos por los medios. Europa invierte masivamente en investigación y desarrollo (I+D). Los presupuestos públicos no son inferiores a los observados al otro lado del Atlántico. Pero están dispersos en numerosos países, sectores y proyectos a través de un complejo administrativo en expansión del que sólo Europa tiene el secreto (inspirado en gran medida en su “modelo” francés). Para gran consternación de los investigadores que a menudo pierden su latín (y su tiempo).

La proporción asignada a la innovación disruptiva también es muy marginal. Por ejemplo, el presupuesto del Consejo Europeo de Innovación, dedicado a esta misión, está limitado a 250 millones de euros, frente a los alrededor de 4 mil millones de sus equivalentes estadounidenses (DARPA/ARPA), conocidos por su eficacia. En el sector privado, la brecha es igualmente sorprendente, con una proporción de 1 a 5 entre los fondos desplegados en Europa y Estados Unidos por las empresas de capital de riesgo.

Podríamos hacer una larga digresión sobre los factores que conducen a esta observación, ampliamente desarrollada en el informe: la fragmentación del mercado europeo, una aversión más pronunciada al riesgo (¡el principio de precaución está consagrado en la Constitución francesa!), un ecosistema universitario menos atractivo y lejos de la cultura emprendedora, las restricciones prudenciales que limitan el acceso a los abundantes ahorros de los individuos –entre otras–. Pero Mario Draghi se centra más particularmente en la proliferación normativa y regulatoria que acaba paralizando el viejo continente y congelándolo en su glorioso pasado. Algunos ejemplos son particularmente sorprendentes. Así, en 2019, la UE adoptó alrededor de 13.000 textos legislativos, frente a los 3.000 de Estados Unidos. ¡Sólo en el sector tecnológico intervienen directamente 100 leyes y 270 reguladores! Incluso regulamos, con garbo, incluso antes de haber comprendido el uso de las nuevas tecnologías, como ocurre con la Ley de IA.

En “Europa, tecnología, guerra”, el empresario Olivier Costes destaca otros aspectos de la camisa de fuerza europea, especialmente en términos de derecho social. Según él, la dificultad para atraer capital para proyectos arriesgados se explica, en particular, por el coste exorbitante que supone abandonar un proyecto en Europa. Se necesitan entre 150.000 y 200.000 euros por persona despedida (para perfiles altamente cualificados y empleables), frente a 15.000 y 30.000 euros en Estados Unidos. Sabiendo que más del 80% de los proyectos interrumpidos son fracasos, la factura aumenta rápidamente, reduciendo el retorno promedio de la inversión casi a la mitad. Por lo tanto, entendemos la reticencia de los principales líderes europeos a participar en iniciativas disruptivas…

3. Ausencia de dirección industrial

Mario Draghi señala otro problema importante de la Unión Europea. Ya no somos capaces de transformar una buena idea en un éxito industrial, ni siquiera cuando estemos un paso por delante de nuestros principales competidores. Sin siquiera mencionar nuestros errores en los campos del espacio, la energía nuclear o la biotecnología, estamos a punto de perder el tren de la tecnología verde (y algunos otros). Sin embargo, Europa jugó un papel importante en la investigación del hidrógeno entre 2015 y 2019, concentrando el 65% de las inversiones globales en este prometedor sector. Desafortunadamente, la dinámica ha cambiado y esta proporción ha caído al 10% entre 2020 y 2022[sinembargonoestáperdido–Vercapítulosobreelhidrógenoenmilibro“Clima:20preguntasparaentenderyactuar”–Elipses)Podemosdeplorarloperonosomoscompetitivosenlaampliacióndelatecnologíadominante(electrolizadoresalcalinos)icsector(costosentre35%y65%menosenChina)oeneldeproduccióndebaterías(-20/35%;consulteelrecienteabandonodeproyectosdegigafábricas)[toutn’estpasperdupourautant–Cfchapitresurl’hidrogènedemonlivre«Climat:20questionspourcomprendreetagir»–Elipses)Onpeutledéplorermaisnousnesommespascompétitifpourlepassageàl’échelledelatechnologiedominante(électrolyseursalcalins)Lesmêmescausesproduisenthélaslesmêmeseffetsdanslesecteurduphotovoltaïque(coûtsinférieursde35à65%enChine)oudansceluidelaproductiondebatteries(-20/35%–Cflesrécentsabandonsdeprojetsdegigafactories)[allisnotlosthowever–Cfchapteronhydrogeninmybook“Climate:20questionstounderstandandact”–Ellipses)Wecandeploreitbutwearenotcompetitiveinscalingupthedominanttechnology(alkalineelectrolyzers)Thesamecausesunfortunatelyproducethesameeffectsinthephotovoltaicsector(costs35to65%lowerinChina)orinthatofbatteryproduction(-20/35%–Seetherecentabandonmentofgigafactoryprojects)[toutn’estpasperdupourautant–Cfchapitresurl’hydrogènedemonlivre« Climat:20questionspourcomprendreetagir »–Ellipses)Onpeutledéplorermaisnousnesommespascompétitifpourlepassageàl’échelledelatechnologiedominante(électrolyseursalcalins)Lesmêmescausesproduisenthélaslesmêmeseffetsdanslesecteurduphotovoltaïque(coûtsinférieursde35à65%enChine)oudansceluidelaproductiondebatteries(-20/35%–Cflesrécentsabandonsdeprojetsdegigafactories)

Las causas son numerosas. A los problemas estructurales ya mencionados (fiscales, regulatorios, energéticos, culturales, etc.), se suma una forma de pecado de orgullo que empieza a pesar mucho en la balanza. Europa quiere ser ejemplar en la lucha contra el cambio climático y se ha fijado objetivos muy ambiciosos. ¿Estamos en el camino correcto? A corto plazo, las oukases europeas desestabilizan sectores enteros (automoción, electricidad, construcción) y debilitan a determinadas empresas por los costes adicionales directos e indirectos que suponen. La UE no tiene una visión sistémica de estos temas

“Debemos hacer un buen uso de las fuerzas espontáneas y desterrar la coerción” para llevar a cabo transformaciones importantes. Hacemos precisamente lo contrario. Apostamos a la fuerza de la intención, sin comprender ni considerar el poder de los mecanismos de incentivos y las reglas de la competencia internacional.

En resumen, nos falta realismo en cuanto a los medios a desplegar, estimados en 800 mil millones de euros al año por Mario Draghi.

Pecamos por falta de anticipación.

Pecamos en el exceso de confianza en el centralismo administrativo.

Finalmente, y esto es un corolario, estamos fracasando por falta de confianza en nuestras empresas, en nuestros investigadores, en nuestros líderes económicos.

Es urgente revisar la gobernanza europea, alejarnos de la inflación normativa, asumir riesgos y, en general, liberar energías si no queremos convertirnos en un continente de segunda categoría.

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