La guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el grupo palestino Hamas entró el sábado en su duodécimo mes sin señales de una tregua en los mortíferos bombardeos israelíes y sin esperanzas de una tregua rápida o de la liberación de rehenes.
Al día siguiente de la muerte de una activista turco-estadounidense en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967 y donde la violencia ha estallado desde el inicio de la guerra en Gaza, su familia acusó al ejército israelí de matarla a tiros y pidió una “investigación independiente”.
La guerra en Gaza, desencadenada por un ataque sin precedentes de Hamas contra Israel el 7 de octubre, ha dejado decenas de miles de muertos en el territorio palestino, donde unos 2,4 millones de personas están sitiadas, y ha provocado un desastre humanitario y sanitario.
“Once meses. Ya basta. Nadie puede soportarlo más. La humanidad debe prevalecer. ¡Alto el fuego ya!”, escribió el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, el 10 de junio.
A pesar de los múltiples intentos de los mediadores internacionales –Estados Unidos, Qatar, Egipto– y de las presiones para obtener un alto el fuego y la liberación de los rehenes israelíes, los beligerantes siguen inflexibles y se acusan mutuamente de bloquear cualquier acuerdo.
Antes del amanecer y a primera hora de la mañana, varios ataques aéreos y bombardeos de artillería sacudieron el devastado territorio palestino, según periodistas de la AFP sobre el terreno.
Al menos 16 palestinos murieron, incluidos mujeres y niños, en Jabalia y Ciudad de Gaza (norte), así como en Nousseirat y Bureij (centro), dijeron testigos y rescatistas.
– “Aterrado” –
En Jabalia, una tienda de campaña improvisada instalada en la escuela Halima Al-Saadiya para albergar a personas desplazadas fue alcanzada, según testigos.
“En esta escuela había entre 3.000 y 3.500 personas. Estábamos durmiendo cuando de repente cayó un misil sobre nosotros. Nos despertamos aterrorizados. Encontramos mártires, entre ellos mujeres y niños”, dijo un testigo, Ahmed Abd Rabbo.
En un colchón o en el suelo hay rastros de sangre, objetos destruidos o esparcidos, la tienda de campaña fue incendiada, según imágenes de la AFP. En un hospital cercano, una anciana espera ansiosa información sobre sus familiares, otros palestinos cubren el cuerpo de una víctima.
En el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir el-Balah (centro), los palestinos lloran frente a los cuerpos de cinco familiares asesinados en Nusseirat y envueltos en mantas ensangrentadas.
Israel ha prometido destruir el movimiento islamista Hamás, que tomó el poder en Gaza en 2007 y es considerado un movimiento terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
El 7 de octubre, comandos de Hamas infiltrados desde Gaza llevaron a cabo un ataque en la frontera sur de Israel, que causó la muerte de 1.205 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
De las 251 personas secuestradas ese día, 97 siguen detenidas en Gaza, 33 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En respuesta, el ejército israelí lanzó una campaña aérea seguida de una ofensiva terrestre que dejó 40.939 muertos, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás. La mayoría de los muertos eran mujeres y niños, según la ONU.
– Familia del activista asesinado culpa a Israel –
Las negociaciones bajo la égida de los mediadores han tropezado en las últimas semanas en varios puntos: el corredor de Filadelfia, zona fronteriza entre Gaza y Egipto que Israel quiere mantener bajo su control, así como el número y la identidad de los prisioneros palestinos que Israel debe liberar a cambio de los rehenes.
En Cisjordania, separada de Gaza por territorio israelí, el ejército israelí se retiró de Yenín tras una operación marcada por la destrucción de infraestructuras, que ha dejado 36 palestinos muertos desde el 28 de agosto según la ONU y la Autoridad Palestina.
En otra parte de Cisjordania, la activista Aysenur Ezgi Eygi, de 26 años, fue asesinada el viernes durante una protesta en Beita contra la expansión de los asentamientos israelíes, considerados ilegales según el derecho internacional. Washington deploró su muerte calificándola de “trágica” y Ankara condenó una “intervención bárbara de Israel”.
Su familia difundió un vídeo que muestra, según ellos, que la bala que mató a la activista “vino de un francotirador del ejército israelí”.
El ejército reconoció haber abierto fuego en el área de Beita y dijo que estaba “investigando informes de que un ciudadano extranjero fue asesinado”.
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