¿Un ecologista en Matignon?

¿Un ecologista en Matignon?
¿Un
      ecologista
      en
      Matignon?
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En su discurso de investidura, el nuevo primer ministro Michel Barnier prometió “decir la verdad” sobre la “deuda ecológica que pesa sobre los hombros de nuestros hijos”. Esta declaración no sorprende en un momento en que las consecuencias del cambio climático son cada vez más graves y visibles.

Pero, en su campo político, el interés ecológico de Michel Barnier ha sido durante mucho tiempo un precursor, incluso objeto de burlas. “Cuando a nadie le interesaba, Barnier escribía libros para salvar el planeta. Muchos se reían entre dientes: ‘Michel, los pajaritos son tuit-tuit’”, declaró a Le Monde un ex asesor del Palacio del Elíseo.

“Treinta años después de su paso por el Ministerio de Ecología, sus textos siguen ahí”

Michel Barnier, miembro del gabinete del primer ministro de Medio Ambiente, Robert Poujade, en 1971, y relator de la sección de Medio Ambiente del presupuesto en la Asamblea Nacional entre 1978 y 1993, pasó a ser ministro de Medio Ambiente en el gobierno de Edouard Balladur. “Era un buen ministro, treinta años después de su época, sus textos siguen ahí”, señala la abogada Corinne Lepage, que le sucedió en el ministerio.

La ley Barnier, aprobada en 1995, introdujo en el derecho francés varios conceptos que todavía se utilizan hoy en día: el principio de quien contamina paga, el principio de precaución, etc. El texto también dio lugar a la creación del «fondo Barnier», que permite financiar medidas de prevención de riesgos naturales, y a la creación de la Comisión Nacional del Debate Público, que sigue garantizando la participación de los ciudadanos en la elaboración de proyectos que tienen un impacto sobre el medio ambiente.

“Abrió su ministerio a las asociaciones ecologistas”

Diez años más tarde, entre 2007 y 2009, Michel Barnier se incorporó al Ministerio de Agricultura y Pesca del gobierno de François Fillon. En el momento del Grenelle del Medio Ambiente, supervisó la aplicación del plan Ecophyto 2018, cuyo objetivo era reducir a la mitad el uso de pesticidas en la agricultura de aquí a 2018.

“Hay que reconocer que Michel Barnier, como ministro de Agricultura, supo resistir las presiones, en particular de la FNSEA, durante las negociaciones de Grenelle sobre los pesticidas”, reconoce la asociación Générations Futures en un comunicado de prensa, pocas horas después de su nombramiento en Matignon. “En aquella época, también abrió su ministerio a las asociaciones medioambientales, rompiendo así con la cogestión tradicional entre el Estado y los sindicatos agrícolas dominantes”, recuerda el colectivo.

Desde entonces, las ambiciones de Ecophyto se han revisado a la baja. Tras una pausa durante la crisis agrícola de principios de este año, el indicador defendido por Michel Barnier y aclamado por las asociaciones ecologistas para cuantificar el uso de productos fitosanitarios ha sido abandonado.

Posiciones contra la ecología “punitiva”

¿Acaso Michel Barnier, encargado ahora de formar gobierno por Emmanuel Macron, va a llevar a cabo una política ecológica ambiciosa? Hace un año, el nuevo primer ministro ya no era tan favorable al objetivo de reducir el uso de pesticidas en un 50%, ahora aplazado a 2030. En un artículo de opinión publicado en Le Monde en septiembre de 2023, Michel Barnier denunció el “carácter punitivo” de las “recientes medidas adoptadas por la Comisión Europea”, tanto en materia de pesticidas, como la prohibición de los vehículos térmicos para 2035, y en materia de biodiversidad. El nuevo primer ministro tampoco parece apreciar los proyectos de instalación de parques eólicos, que propuso revisar cuando era candidato a las primarias republicanas en 2021.

“Es un discurso que se ha pronunciado en el marco de las campañas electorales de los republicanos, tal vez haya adaptado sus palabras al electorado al que intentaba atraer”, quiere creer Corinne Lepage, “todo el mundo es prudente con lo que va a poner en marcha, yo también, pero creo que es la mejor elección que se podía haber hecho en la derecha del espectro político”. Las asociaciones ecologistas también son prudentes. En un comunicado de prensa, Greenpeace Francia afirma que duda de “la capacidad de Michel Barnier para responder de forma concreta y rápida a los imperativos que dicta la crisis ecológica actual”.

Si evita la moción de censura, los primeros meses del gobierno de Barnier deberían confirmar o disipar rápidamente las dudas sobre sus ambiciones ecológicas. El presupuesto para 2025 prevé nuevos recortes en los gastos relacionados con la renovación energética, la electrificación de los transportes y el Fondo Verde. Ahora le corresponde al nuevo primer ministro modificar o no la hoja de ruta establecida por su predecesor.

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