Ducha fría para quienes esperaban que la edad legal de jubilación volviera a bajar a los 62 años. El nuevo inquilino de Matignon, Michel Barnier, seguramente no defenderá la derogación de la reforma de las pensiones. Procedente de las filas de la derecha, el candidato fracasado a la investidura de los Republicanos (LR) para las elecciones presidenciales de 2022 había incluido en su programa el aplazamiento de la edad legal de jubilación a los 65 años. Es decir, un año más que el nuevo límite establecido desde la reforma de las pensiones de 2023. Una medida que consideró esencial para restablecer el equilibrio de un sistema deficitario. Había estimado los beneficios de una medida de este tipo en 30.000 millones de euros cuando hubiera alcanzado su pleno efecto.
El nuevo primer ministro, a lo largo de su dilatada carrera política, siempre ha considerado prioritario el equilibrio del sistema de pensiones, argumentando que era necesario tomar medidas “valientes” para reducir el déficit, aunque sean impopulares. “Creo que los franceses son más inteligentes de lo que piensan algunos políticos. Si les explicamos claramente el sentido de los esfuerzos que les pedimos, si les decimos claramente que estos esfuerzos serán justos, creo que los franceses entenderán lo que les conviene”, declaró el ex comisario europeo de Mercado Interior y Servicios en Radio Classique en marzo de 2016.
Una línea de conducta impecable que, como era de esperar, preocupa al Frente Nuevo (…)
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