A los 50 o 60 años, no todo está perdido: sin recurrir a dietas draconianas, que pueden causar más daños que beneficios debido a las frustraciones y las deficiencias nutricionales, es posible recuperar una alimentación equilibrada. Esto permite conciliar el peso teniendo en cuenta los cambios debidos a la edad, preservando al mismo tiempo la salud a largo plazo.
Dejamos de comprar alimentos preparados
Para cubrir las necesidades nutricionales sin consumir demasiadas calorías, es importante adoptar una dieta rica en nutrientes. Para ello, es recomendable aumentar el consumo de verduras, que son una excelente fuente de vitaminas, minerales y fibra dietética. Es fundamental evitar los productos “falsos”, que aunque son cómodos, son muy calóricos, de mala calidad, carentes de vitaminas, grasas buenas, fibra y otros nutrientes esenciales, y están repletos de aditivos, al igual que los alimentos ultraprocesados. “Esto significa dejar de comprar productos ya preparados, pero también no ceder a la tentación del marketing, que nos engaña presentando algunos de estos alimentos como saludables”, Según Véronique Liesse, dietista, los productos light o enriquecidos, sin gluten (pero cuyo índice glucémico suele ser explosivo) y los platos preparados son, en efecto, peligrosos: las chips de lentejas no tienen nada que ver, desde el punto de vista de la calidad nutricional, con los (…)
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