En el primer y conmovedor álbum solista de Audrey-Michèle hay una canción ofrecida por su ángel de la guarda, Michel Rivard.

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Hace unos años, Michel Rivard le dijo a Audrey-Michèle: “Si alguna vez haces un proyecto en solitario, me gustaría escribir canciones para ti”. Cumplió su promesa, porque en este sublime primer álbum llamado La montaña con forma de casa figura la parte Mermelada de la mañana que le regaló el cantante.

A sus 43 años, Audrey-Michèle es reconocida en la comunidad musical quebequense por haber participado, como corista y percusionista durante los últimos 15 años, en numerosos proyectos y giras con artistas de renombre. Pensamos en particular en Michel Rivard, Paul Piché, Jean Leloup, Karim Ouellet, Tire le Coyote, Safia Nolin, Patrice Michaud y Galaxie.

El instrumentista de 43 años explica que su viaje se compone de una mezcla de encuentros humanos y cierta valentía para acercarse a personas (conocidas o no) para ofrecerles ideas. Exactamente lo que pasó con La montaña con forma de casa.

Este álbum tardó cuatro años en nacer… de las cenizas de un amor perdido. Porque el detonante fue una ruptura difícil, en marzo de 2020 (en plena pandemia), para esta madre de un niño de 4 años que empezó a rasguear la guitarra y a escribir para hacerse el bien.

“Nunca quise hacer un proyecto en solitario por falta de confianza en mí misma y por modestia”, admite Audrey-Michèle. Sin embargo, a lo largo de sus composiciones, se sorprendió imaginando un álbum solista “no tan solista” en el que invitaría a participar a amigos artistas.

Foto Agencia QMI, JOEL LEMAY

Un proyecto en solitario… colectivo.

“La riqueza del álbum proviene de su parte colectiva que se puede escuchar en las diez canciones. Se acercó a cada persona para que retratara una situación específica en mi viaje de duelo. Los textos son interpretaciones de mi historia. De ahí surgieron cosas increíbles”, explica el músico, para quien este enfoque resultó de lo más terapéutico.

Quien se considera nacida bajo una buena estrella tiene, en este magnífico álbum, siete textos sobre diez escritos por amigos artistas, entre ellos Michel Rivard (a quien describe como un ángel de la guarda), Philippe B, Stéphane Lafleur del grupo Avec pas d ‘casco, Katrine Noël de Hey Babies, Amylie y Foisy.

“Me han dicho que se siente bien y brillante, aunque se centra en la vulnerabilidad. Tomé la decisión de estar más cerca de la voz hablada. Quería que se escuchara como una confianza”, dice el artista, orgulloso de haber transformado esta historia en algo hermoso y positivo.

“Si este disco que tanto bien me ha hecho a mí también se lo hace a otra persona, es misión cumplida”, respira.


Foto Agencia QMI, JOEL LEMAY

– Lo lamento La montaña con forma de casa de Audrey-Michèle se pueden encontrar en los andenes.

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