el retrato
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Después de haber transcurrido más de sesenta años de carrera sin que ella se diera cuenta, la cantante se despide de los escenarios con una serie de conciertos.
Ella no puede creerlo. Todo sucedió muy rápido. Una vida que arde como un cigarrillo, como una cerilla. Cuando mira por el espejo retrovisor mientras sopla el humo con una mano, a sus 80 años, Sylvie Vartan se da cuenta de la increíble suerte que ha tenido: más de sesenta años de carrera para viajar por el mundo con giras y canciones conocidas hasta Japón (la Más Bella para salir a bailar, ¿Qué hace llorar a las rubias?, Como un niño…) Ella es muy consciente, sí, de este destino de francesa elegante y modesta, de flapper del pop con un esmoquin de Yves-Saint-Laurent o de amazona extravagante con un vestido con aberturas estilo Bob Mackie. Ella, que, joven, casi gemela de Bardot y con dientes felices en común, se abrirá camino como pionera de los años yé-yé, hacia 1960, del pop rock y de la variedad, ecléctica a más no poder, coqueteando con la bossa, el tango, el jazz. Ella que poblará las portadas de Partido de París en cada etapa de su vida amorosa, matrimonios y divorcios, hasta el punto de enloquecer a hordas de fans junto a su rockero Johnny, el primer gran amor que vio nacer al dúo tras casi quince años de unión. Tengo un problema, creo que te amo. además de su hijo David, que ahora tiene 58 años.
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