En el país del sol naciente la custodia compartida casi no existe. En “A Missing Part”, que se estrena este miércoles 4 de diciembre en el cine, Romain Duris interpreta a un francés privado de ver a su hija, que vaga por Tokio desde hace 9 años con la esperanza de encontrarla. Una película conmovedora de Guillaume Senez. Reunión con el director.
Guillaume Senez: “Había que buscar en el lugar correcto y ser justo”
En el país del sol naciente la custodia compartida no existe. En “A Missing Part”, Romain Duris interpreta a un francés privado de ver a su hija, que vaga desde hace 9 años por Tokio con la esperanza de encontrarla. Una película conmovedora de Guillaume Senez. Reunión con el director.
29.11.2024
Después de “Keeper” y “Nuestras batallas”, Guillaume Senez regresa con un tercer largometraje sobre el tema de la paternidad. En “A Missing Part”, como en su película anterior, es Romain Duris quien lleva la historia, pero esto no es casualidad. Precisamente, durante una gira por Japón, el actor le hizo una broma al director, cuenta Guillaume Senez: “Es cierto, estábamos en Tokio y Romain, un gran admirador de Japón desde siempre, me dijo: ‘mira donde estamos es magnífico, tenemos que hacer una película aquí’”.
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¿Cómo debería reaccionar si se ve privado de su hijo de la noche a la mañana, en un país cuyos códigos difieren del nuestro, y tiene la ley en contra? Entre la resignación, la ira, la esperanza y la implacabilidad, Romain Duris juega sutilmente con la gama de todo lo que uno puede experimentar en una situación así. Luego, cuando su hija Lily sube a su taxi, sin duda es un sueño hecho realidad para este padre, pero el vínculo con su hija no existe, ya no existe… habrá que crearlo poco a poco. “A Missing Part” es una película que se toma su tiempo hasta cogernos por las tripas, casi por sorpresa. Plantea un tema sin juzgarlo y deja que el espectador saque sus conclusiones. Conducido inteligentemente, tierno y conmovedor. Notre nota: 10/10
Aunque la idea se lanzó a la ligera, poco a poco se hizo realidad: “Por casualidad, los expatriados nos hablaron de este problema del secuestro de niños, de este sistema de custodia compartida que no se respeta. Nos conmovió, nos abrumó y nos dijimos que había una película hermosa por hacer”, continúa.
En Japón, tras una separación, muy a menudo el primer padre que se marcha con sus hijos tiene la custodia exclusiva de ellos, señala Guillaume Senez.
“Allí son secuestrados entre 150.000 y 200.000 niños cada año, lo que constituye un auténtico fenómeno social. En la mayoría de los casos, son las parejas japonesas las que se ven afectadas y esto genera un dolor terrible. Pero si entre ellos está muy arraigado, para nosotros, los expatriados, es aún más complicado, porque no está en absoluto en nuestra cultura. No volver a ver a tus hijos de un día para otro es un verdadero hacha al caer”, explica el franco-belga.
Sin embargo, la película no se anda con rodeos en el país del sol naciente.
Poco a poco a lo largo de la historia se irá formando un vínculo entre Jay (Romain Duris) y Lily (Mei Cirne-Masuki).
Romain Duris encarna brillantemente el papel de un francés expatriado en Japón, que no ve a su hija desde hace nueve años.
Jay, conductor en Tokio, espera que algún día su hija suba a su taxi… ¡y sucede lo inesperado!
El director Guillaume Senez no cree haber hecho una película comprometida, “pero si puede ayudar a que las cosas sucedan, está bien”, afirma.
Poco a poco a lo largo de la historia se irá formando un vínculo entre Jay (Romain Duris) y Lily (Mei Cirne-Masuki).
Romain Duris encarna brillantemente el papel de un francés expatriado en Japón, que no ve a su hija desde hace nueve años.
Jay, conductor en Tokio, espera que algún día su hija suba a su taxi… ¡y sucede lo inesperado!
El director Guillaume Senez no cree haber hecho una película comprometida, “pero si puede ayudar a que las cosas sucedan, está bien”, afirma.
Al contrario, incluso: durante el rodaje sentimos que el director ama profundamente Japón y Tokio, donde se desarrolla la acción. “Pero, por supuesto, adoro Japón”, confiesa Guillaume Senez. Para mí era un país que no conocía. Aprendí esta cultura, aprendí a trabajar con técnicos de allí. Fuimos muy bien recibidos y muy bien supervisados”.
Y añade: “Había que buscar en el lugar correcto y ser justo. Y en eso nos apoyaron. En todos los niveles, preguntamos, tuvimos muchas consultas con japoneses en el set, en el guión, en la postproducción, etc… para intentar verificar que no éramos una carga: estos asesores legales, estos asesores policiales. , estaban allí para devolvernos a los hechos, a lo que está sucediendo, para mostrar las cosas tal como existen.
Asegura que su objetivo no era hacer una película atractiva, sino llamar la atención sobre un tema que personalmente le molestaba.
Para preparar el escenario, el equipo de “A Missing Part” pasó mucho tiempo con varios padres franceses privados de ver a sus hijos. En segundo lugar, se abordó a todo un panel de personas que fueron víctimas de este problema.
“Nos basamos en muchas pequeñas cosas, porque queríamos quedarnos en la ficción, no queríamos seguir una historia real. Queríamos nutrir nosotros mismos nuestra dramaturgia, aportar nuestra propia empatía, la evolución del personaje, su viaje”, señala Guillaume Senez.
Como nunca logró reunirse con la “otra parte”, es decir, los padres que se fueron con sus hijos, el director no quiso contar una historia real con un único punto de vista. De ahí la idea de una ficción, inspirada en hechos reales. “Nos dijimos: vamos a aportar lo que mejor sabemos hacer, es decir, intentar transmitir una emoción”, afirma.
Apuesta ganada.
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