Esta tarde, TFX emite “Les Visiteurs: La Révolution”, la tercera entrega de la famosa saga de comedia francesa protagonizada por Jean Reno y Christian Clavier. Si la película prometía revivir la magia de las primeras partes, a menudo se la cita demasiado como el ejemplo perfecto de la secuela. Volvamos a esta reunión perdida.
Visitantes: La Revolución no tuvo lugar
Lanzado en 2016, Los visitantes: la revolución llega 18 años después de la segunda obra, Los pasillos del tiempo. Este largo retraso había despertado tanta curiosidad como escepticismoespecialmente en un contexto donde muchas franquicias intentan capitalizar la nostalgia.
En esta ocasión, la trama transporta a Godefroy de Montmirail (Jean Reno) y Jacquouille la Fripouille (Christian Clavier) en plena Revolución Francesa, un período marcado por el terror y la caída de la monarquía. La idea de enfrentar personajes medievales en una época tan cargada de cuestiones históricas parecía rica en potencial cómico.
Desafortunadamente, la película no logró explotar satisfactoriamente este concepto. El guión, escrito por Christian Clavier y Jean-Marie Poiré (también director), utiliza muchos elementos ya vistos en las dos primeras partes.
Los gags reciclados y la falta de originalidad fueron fuertemente criticados por los espectadores y la prensa. Además, la historia está dispersa con la introducción de nuevos personajes como las interpretadas por Karin Viard o Franck Dubosc, que no aportan la frescura esperada. El dúo principal, alguna vez irresistible, está luchando por recuperar la dinámica que los hizo exitosos.
Un fracaso de taquilla
Tras su lanzamiento en abril de 2016, Los visitantes: la revolución sufrió críticas particularmente severas. Los espectadores que habían crecido con las dos primeras películas a menudo se sentían decepcionados por un humor considerado anticuado y una trama sin relieve. En AlloCiné, la película obtiene una media de 1,5/5 entre más de 1.200 críticas de espectadores, una puntuación muy por debajo de las expectativas para una saga tan emblemática.
En cuanto a taquilla, la película tampoco brilló. A pesar de un buen comienzo con 1,15 millones de espectadores durante su primera semana en salas, el largometraje sólo acabó con 2,2 millones de espectadores en Francia (con un presupuesto de 25 millones de euros). Un resultado que parece honorable, pero que dista mucho de las impresionantes cifras de las dos primeras obras: Visitantes 2 atrajo a más de 8 millones de espectadores en 1998, y la primera parte alcanzó un máximo de casi 14 millones de espectadores en 1993.
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