El 22 de diciembre de 1987, el rock argentino perdió a uno de sus mayores íconos: Luca Prodán. Este artista italiano nacido en Roma el 17 de mayo de 1953 dejó una huella imborrable como líder de Sumouna banda que rompió esquemas con su innovadora fusión de punk, reggae y post-punk.
Su figura, carisma y legado se mantienen vivos en la memoria colectiva del rock nacional, transformándolo en un símbolo de autenticidad y rebeldía.
Luca Prodan llegó a Argentina a principios de los años 80, tras haber sobrevivido a una sobredosis de heroína en Londres. En busca de un cambio radical en su vida, aceptó la invitación de su amigo Timmy McKern para mudarse a una estancia en Traslasierra, Córdoba.
Fue allí donde comenzó a vislumbrar el proyecto que más tarde daría vida a Sumo. “No vine a la Argentina para huir, vine porque era un lugar que no conocía, donde podía empezar de nuevo”, confesó en una de sus entrevistas más recordadas.
Sumo nació oficialmente en Hurlingham, en el Gran Buenos Aires, y rápidamente se convirtió en una banda de culto en los años 80. Con Prodan al frente, la agrupación introdujo sonidos que estaban ausentes en la escena local, marcada por el rock nacional tradicional. “Argentina es un país hermoso, pero su música necesita algo de sacudón. Yo vine a darles eso”, aseguraba con su característica ironía.
Sumo: Una revolución sonora
El grupo debutó en pequeños bares y clubes subterráneodonde su mezcla de reggae, punk y post-punk impactó de inmediato. Discos como Divididos por la felicidad (1985), Llegando los monos (1986) y After Chabón (1987) marcaron una gran influencia en la música nacional. Temas como “La rubia tarada”, “Mejor no hablar de ciertas cosas” y “Los viejos vinagres” no solo se convirtieron en clásicos, sino también en himnos de una generación que comenzaba a experimentar la recuperación de la democracia en el país.
Prodan se destacaba por su intensidad en el escenario y su capacidad para conectar con el público. “Cuando canto, me olvido de todo. No hay nada más que la música y la gente”, decía. Su presencia magnética y su voz ronca, junto con su inglés fluido, le dieron a Sumo un estilo único que aún hoy resuena en los corazones de los fanáticos.
El hombre detrás del mito
Aunque era una figura carismática y apasionada, Luca también cargaba con un fuerte dolor interno. Su relación con el alcohol fue notoria, algo que él mismo reconocía con crudeza. Sus luchas personales nunca oscurecieron su genio creativo, aunque finalmente, su cuerpo no pudo soportar los excesos.
Prodan murió a los 34 años en su casa de San Telmo, dejando un vacío enorme en el rock argentino. Su partida prematura no solo significó el fin de Sumo, sino también el inicio de una leyenda. Su influencia se extendió a las bandas que surgieron de sus excompañeros, como Divididos y Las Pelotas, que llevaron adelante el legado de su música.
La casa de San Telmo
Años después de su muerte, la casa que habitó en San Telmo (Alsina 451, muy cerca de la Plaza de Mayo) se transformó en un espacio cultural dedicado a preservar su legado. En este lugar, ahora conocido como En la Casa de Lucase realizan actividades artísticas, exposiciones y tributos al rock nacional. Fanáticos de todo el país se acercan para conocer de cerca la historia del músico, quien hizo de esta casa un refugio durante sus últimos años.
El lugar también alberga objetos personales, fotografías y documentos que relatan su vida y obra. Este espacio se ha convertido en un lugar de peregrinación para quienes desean conectar con el espíritu irreverente y apasionado de Luca.
Un legado eterno
A 37 años de su muerte, Luca Prodan sigue siendo un ícono indiscutible en el rock argentino. Su música continúa inspirando a nuevas generaciones, y su figura se ha convertido en un símbolo de libertad artística y autenticidad. “Luca no era solo un músico, era un fenómeno cultural. Despertó algo en nosotros que nunca se va a apagar”, expresó Narciso alemánguitarrista de Sumo, en una entrevista reciente.
Ricardo Mollotambién excompañero de banda y actual líder de Divididos, recordó a Luca con emotividad: “Era un tipo que te empujaba a darlo todo. Tenía una visión de la música y de la vida que te marcaba para siempre. Cada vez que subimos al escenario, hay algo de Luca que está presente”.
“Luca era puro fuego, pura verdad. Nunca intentó ser algo que no era, y eso es lo que lo hacía tan especial”, destacó Mollo.
Cada aniversario de su muerte es una oportunidad para redescubrir su obra y reflexionar sobre el impacto que tuvo en la música y la cultura argentina. En palabras del propio Luca: “La música no tiene fronteras, ni reglas, ni límites. Solo hay que vivirla”.
Prodan sigue vivo en cada acorde, en cada canción, y en cada corazón que encuentra en su música un refugio de rebeldía y emoción.