Más de veinte millones de dólares, más de un año de rodaje y un año de montaje son necesarios para Stanley Kubrick, un quisquilloso genio que trae los juncos a su casa, a montones, para realizar el montaje final. La película “Shining” se estrenó en 1980. Inmediatamente fue terriblemente criticada. Es largo (144 minutos).
Después de las primeras proyecciones americanas, Kubrick hizo cortes él mismo. Además, redujo la película a 119 minutos para Europa. Pero nada funciona. El público en 1980 no estaba de acuerdo. O poco. Al menos inicialmente. La película incluso fue nominada dos veces a los premios Razzie, el equivalente poco convincente de los premios Oscar. Premio a peor actriz para Shelley Duvall y peor director para Stanley Kubrick.
Pero los críticos ven algo ahí. Prohibida para menores de 16 años, la película desprende un olor a azufre, inquietud y horror que atrae a un público joven. Y así fue como poco a poco se convirtió en un éxito. Porque marca a generaciones de espectadores, Stanley Kubrick logró la hazaña de mostrar un horror absoluto.
Qué podría ser más horrible que la transformación de un ser querido en asesino, de una madre ejemplar en verdugo, de un niño en un pequeño monstruo visionario de las fantasías de sus padres. Esta sesión familiar a puerta cerrada crea una tensión implacable y Stanley Kubrick domina a la perfección el uso de todas las insinuaciones donde todos son iguales.
El padre blande un hacha, la madre un bate de béisbol, el hijo es receptor y proyector del arma más terrible: el conocimiento de las almas de sus padres.
Lo cierto es que “Shining” es sólo una variación del tema de la casa encantada, pero para Kubrick, más profano y menos maniqueo que Stephen King, el mal es una noción difícil de definir, casi inexistente. El hombre es sólo víctima de sí mismo, de su avaricia, de su egoísmo y de sus contradicciones. No es de extrañar que la película no agradara al escritor que empezó todo, Stephen King.
“Shining” (Edición extendida) (144 minutos) de Stanley Kubrick podrá verse en una sola proyección en el Capitole de Lausana, el 22 de noviembre de 2024, en el marco de los Fear Fridays organizados por la Cinemateca Suiza.