Dos reporteros en una América devastada por la guerra civil.

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Kirsten Dunst, en “Guerra Civil”, de Alex Garland. A24

LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – DEBE VER

El cuarto largometraje dirigido por Alex Garland hace referencia a una subcategoría bien definida del cine de Hollywood que tuvo su hora de gloria hace unas décadas. Una subcategoría cuya particularidad consistía en una manera de mezclar las convenciones de la aventura violenta con una manera de reflexionar sobre ella, o, más precisamente, de mantener una forma de distancia de ella, de asociar una cierta relación con la política y la historia contemporánea, así como con a las condiciones morales del compromiso individual.

los personajes de Guerra civil Son reporteros de guerra, involucrados y arrojados al corazón de un conflicto, sujetos, objetos y testigos de una historia sangrienta. Este tipo de personajes que Mel Gibson y Linda Hunt interpretaron con cierto atractivo en El año de todos los peligrosde Peter Weir (1982), Gene Hackman, Nick Nolte y Joanna Cassidy en Bajo fuegode Roger Spottiswoode (1983), o James Woods en El Salvador, de Oliver Stone (1986). Pero si cada uno de estos títulos se refería a un conflicto real, anclado en acontecimientos actuales o en el pasado reciente, Guerra civil Se define como especulación futurista, que imagina una nueva Guerra Civil que destrozaría a Estados Unidos en un futuro más o menos cercano.

Kirsten Dunst interpreta a Lee, una reportera de guerra que emprende un viaje que la llevará a Washington para encontrarse con el presidente que podemos imaginar está encerrado en la Casa Blanca, rodeado de tropas secesionistas. Toma bajo su protección a una joven aprendiz de fotógrafa, interpretada por Cailee Spaeny, decidida a seguir los pasos de un anciano al que admira. Acompañada por dos colegas masculinos, el dúo femenino atraviesa espacios entregados a la destrucción y vive aventuras a veces peligrosas donde se afirma una barbarie banal, la de hombres en guerra abandonados a su suerte, milicias nacionalistas y racistas en acción, por ejemplo, resumen ejecuciones. Testigos de actos de cruel inhumanidad que registran periódicamente arriesgando sus vidas, las dos heroínas ven evolucionar su propia relación. Guerra civil se transmuta así en una road movie guerrera ponderada continuamente por un suspense exaltado por la calidad de la producción.

Confusión ideológica

“La paz es cuando hay guerra en otra parte”, habría dicho, en esencia, Jacques Prévert. el proyecto de Alex Garland parece pues contenido en esta manera de transponer las imágenes de los conflictos militares, tal como son grabadas en todo el mundo y reproducidas por los medios de comunicación, en el corazón del espacio “doméstico” de los Estados Unidos. Si el universo descrito y el postulado imaginado pueden entenderse como una extrapolación lógica (si no creíble) de una América contemporánea, dividida en dos y vigilada por una fractura que el fin del mandato de Donald Trump y el asalto desde el Capitolio, sólo podría disminuir, sin embargo, el alcance de una película que, por otra parte, no evita una cierta confusión ideológica en su manera de situar espalda con espalda al Estado federal y a los escuadrones fascistas y separatistas.

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