En sus huertos de Calvados, sus pollos ganadores de medallas de oro hacen las delicias de los gourmets

En sus huertos de Calvados, sus pollos ganadores de medallas de oro hacen las delicias de los gourmets
En sus huertos de Calvados, sus pollos ganadores de medallas de oro hacen las delicias de los gourmets
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Aves desplumadas dispuestas sobre un lino blanco, en la sede de la región de Normandía, en la Abbaye aux Dames de Caen. Inspirándose en los famosos concursos avícolas de Bresse, Normandía organizó su segundo concurso de este tipo el 17 de diciembre de 2024. Gallina de guinea de granja, pavo negro, pollos, capones… Un auténtico menú festivo. Y entre los ganadores, un criador de Calvados: Éric Desprez, afincado en Bavent (al este de Caen), en la finca Terres Rouges. Presentó tres pollos blancos normandos criados en libertad.

Para quienes hablan de competiciones obsoletas, Pascale Desprez, su socia, habla de “una recompensa al trabajo realizado por el equipo. Los clientes sólo revenden productos ganadores de medallas de oro, esto es una garantía de calidad. Por ejemplo, un mayorista con el que habíamos estado hablando durante meses nos volvió a llamar después de enterarse de la medalla”.

Nada despreciable para estos profesionales que se han lanzado este año al sector avícola, comercializado desde abril. Fruto de “un proyecto de tres años”, en el corazón de esta finca de 20 hectáreas donde producen desde hace ocho años sidra, pommeau, Calvados y otros zumos de manzana (la familia tiene otra planta más pequeña, en Honfleur, con otras frutales y ovejas).

En un contexto de crisis agrícola, comenzaron la aventura de criar “por pasión” y con el deseo declarado de trabajar “del huevo al plato”, dice Eric. “En la finca las gallinas corretean todo el día por los huertos”, nos cuentan señalando las parcelas. Nos beneficiamos de un círculo virtuoso porque las aves de corral comen pequeñas plagas para nuestros árboles. »

“Un modelo agrícola”

No es un pequeño refuerzo para una operación en agricultura ecológica integral. Las aves se sacrifican in situ e incluso se cocinan, por ejemplo en rillettes, o se asan en el restaurante de la granja. “Es un modelo agrícola”, piensa Pascale. Nos transformamos in situ, intentamos comunicarnos con los clientes, mostrárselos. Criar pollos orgánicamente cuesta el doble, es importante crear valor para el producto. La calidad paga”. La medalla de oro aporta credibilidad y notoriedad, tras importantes inversiones.

La región de Normandía apoya iniciativas agrícolas como ésta. Muestra color, afirmando “promover el trabajo de los criadores, transformadores, filiales de producción y comercialización (…) y promover la excelencia de las aves criadas en Normandía”. Entre ellas, razas normandas como la gallina Pavilly o la gallina Gournay. Los criadores de Bavent tienen 300 de ellos, además de sus 1.500 pollos criados en libertad. En los huertos hay un hormigueo muy normando.

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