REPORTAJE – Estas tierras, junto con el Périgord, son las mejores de Francia para el cultivo de trufa negra. En el mercado de Saint-Jean-d’Angély, los corredores participan en una carrera frenética para adquirir las preciadas mercancías.
En los años de escasez, se rumorea aquí que los margoulins recorren y saquean por la noche los campos de trufas, luces escondidas bajo grandes mantos, para satisfacer el apetito de un mercado tan discreto como insaciable. Charente-Maritime no tiene la reputación del Périgord. Sus tierras, según los conocedores, se encuentran entre las mejores de Francia, con Touraine, donde el cardenal Richelieu fue el primero en promover el cultivo de la trufa negra, Melanosporas del tubérculo. Este hongo oportunista con aromas almizclados, a tierra lluviosa y a avellana sigue siendo un manjar que se consume en las mejores mesas del planeta.
A medida que se acercan las vacaciones de fin de año, su precio por kilo superará fácilmente los 1000 euros. Una bendición para las pequeñas manos de esta empresa artesanal y familiar, muchas veces transmitida de generación en generación. La Asociación de Productores de Trufas de Charente-Maritime cuenta con cerca de 120 miembros en…
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