Personas mayores: mayor vulnerabilidad a la depresión
Entre los europeos de 70 años o más, los síndromes depresivos alcanzan niveles preocupantes, especialmente en el sur y el este de Europa (12% en cada región). Estas tasas alcanzan su punto máximo en países como Portugal, Rumania y Croacia, donde más del 15% de las personas mayores se ven afectadas. Por el contrario, Grecia y Serbia muestran niveles significativamente más bajos (5%).
En Francia, el 16% de las personas mayores afirman sufrir depresión, lo que sitúa al país entre los más afectados de Europa occidental. Estas cifras reflejan factores combinados: mala salud, apoyo social limitado y acceso variable a la atención. De hecho, las personas mayores con mala salud ven aumentar su riesgo de depresión en 27 puntos porcentuales (pp) de media, una diferencia que alcanza los 32 pp en el sur de Europa. La viudez también es un factor agravante importante, ya que aumenta el riesgo de depresión entre las personas mayores en 4 puntos porcentuales, excepto en el norte de Europa, donde sistemas de cuidados a largo plazo bien desarrollados mitigan este impacto.
Estas disparidades resaltan la necesidad de fortalecer las políticas públicas para reducir el aislamiento social de las personas mayores y mejorar el acceso a la atención en las regiones más afectadas.
Jóvenes: marcados contrastes entre el Norte y el Sur
Entre las personas de 15 a 24 años, la prevalencia de síndromes depresivos es significativamente mayor en Europa del Norte (14%) y Occidental (9%) que en Europa del Sur y del Este, donde las tasas están aumentando en promedio menos del 3%. Las cifras más altas se dan en Dinamarca (17%), Suecia (14%) y Francia (10%). Por el contrario, países como Grecia, Rumania y Serbia registran tasas particularmente bajas, a menudo inferiores al 1%.
Estas disparidades se explican en parte por factores culturales y sociales. En los países del Norte, los jóvenes abandonan el hogar paterno antes (alrededor de los 20 años en promedio) y viven solos con mayor frecuencia, lo que aumenta su vulnerabilidad al aislamiento social y a los efectos nocivos de las redes sociales. Por otro lado, en el Sur y el Este, donde los jóvenes permanecen más tiempo en el hogar familiar (hasta 30 años en promedio), el apoyo de los padres parece desempeñar un papel protector.
El uso de las redes sociales también se destaca en las regiones más afectadas. Estas plataformas amplifican las comparaciones sociales, exacerban las preocupaciones en torno a la imagen corporal, particularmente entre las niñas, y aumentan los riesgos de acoso cibernético. En el norte de Europa, los jóvenes con menor apoyo social tienen un riesgo 36 puntos porcentuales menor de sufrir depresión cuando cuentan con un fuerte apoyo social.
El papel de las condiciones económicas y sanitarias
Las condiciones de vida y de salud influyen fuertemente en la prevalencia de los síndromes depresivos, aunque su impacto varía según la región. Entre los jóvenes, la mala salud aumenta el riesgo de depresión en una media de 26 puntos porcentuales, alcanzando un máximo en el norte de Europa (56 puntos porcentuales). Este factor también es determinante para las personas mayores, con brechas similares. Sin embargo, la proporción de jóvenes con mala salud sigue siendo limitada en muchos países: el 2% en Francia, por ejemplo.
Económicamente, las desigualdades son particularmente marcadas en el sur de Europa, donde las personas mayores y los jóvenes de entornos más pobres tienen tasas más altas de depresión. En el Norte y el Oeste, los jóvenes desempleados tienen un riesgo aumentado de 9 a 15 puntos porcentuales, lo que pone de relieve el papel central de la integración profesional o educativa en la prevención de la depresión.
Fortalecer las políticas públicas para reducir las desigualdades
Los datos del EHIS ponen de relieve sorprendentes disparidades en la prevalencia de los síndromes depresivos en toda Europa. Entre las personas mayores, mejorar el acceso a la atención a largo plazo y fortalecer las redes sociales son prioridades. Entre los jóvenes, la lucha contra el aislamiento social, una mejor regulación de las redes sociales y el apoyo a las poblaciones que sufren inseguridad profesional o educativa podrían reducir la incidencia de la depresión.
Al adaptar las respuestas políticas a las especificidades locales y generacionales, los países europeos no sólo pueden reducir el impacto de los síndromes depresivos, sino también apoyar mejor a las poblaciones más vulnerables.
Metodología y limitaciones del estudio.
Este estudio se basa en datos de la tercera edición delEncuesta europea de entrevistas de salud (EHIS)realizado en 2019. La encuesta se realizó entre la población de 15 y más años en los países de la Unión Europea, así como en Noruega, Islandia, Serbia y Turquía. En total, más de 300.000 personas respondieron al cuestionario, 14.000 de ellas en Francia. El estado de salud mental se evaluó mediante el Cuestionario de salud del paciente (PHQ-8)una herramienta estandarizada basada en ocho síntomas de depresión autoinformados, consistente con los criterios del DSM-IV-TR.
Los datos se analizaron mediante regresiones logísticas para identificar factores asociados con la depresión, en igualdad de condiciones. Los resultados se han agrupado por regiones principales (Norte, Oeste, Sur y Este de Europa) para facilitar las comparaciones geográficas.
A pesar de su escala, este estudio presenta varias limitaciones metodológicas e interpretativas:
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Sesgo en la recopilación de datos :
- Los métodos de administración difieren según el país (cuestionarios en línea en el Norte, entrevistas cara a cara en el Sur y el Este), lo que puede influir en las respuestas, especialmente en temas delicados como la salud mental.
- Las percepciones culturales de la depresión y la tendencia a verbalizar los trastornos también varían entre regiones, lo que afecta la comparabilidad de los resultados.
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Población excluida :
- La encuesta sólo cubre poblaciones que viven en hogares “ordinarios”, excluyendo así a las personas que residen en instituciones (residencias de ancianos, hospitales, prisiones). Esta exclusión puede subestimar la verdadera prevalencia de la depresión entre las personas mayores.
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Limitaciones de las herramientas de medición. :
- El PHQ-8 se basa en los síntomas autoinformados, lo que expone el estudio a la subjetividad de la respuesta y al sesgo de información.
- El umbral de diagnóstico utilizado (presencia de al menos dos síntomas, incluido uno “mayor”) puede no reflejar la diversidad de casos, que van desde una depresión leve hasta una depresión grave.
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Correlación versus causalidad :
- El estudio identifica correlaciones entre ciertos factores (mala salud, aislamiento social, inactividad) y la depresión, pero no prueba relaciones causales directas.
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Contexto temporal limitado :
- Los datos datan de antes de la pandemia de Covid-19, que cambió significativamente la dinámica de la salud mental, particularmente entre los jóvenes.
(Fuente: DREES, Estudios y Resultados n°1324, enero 2025)
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