Todas estas molestias provocadas por el transporte en carrito no son nuevas. “Vivo en esta casa desde hace 22 años, mis abuelos vivieron allí antes. En ese momento se había formado un agujero en el campo, justo detrás. Se había caído un tractor. No hablamos mucho excepto en 2017. , Me comuniqué con el alcalde para quejarme de las vibraciones en las casas y los huecos que se estaban formando. Se presentaron denuncias ante la Municipalidad, se instaló un letrero en 2018. 2019 para prohibir el paso de vehículos que pesen más de 3,5 toneladas.”
Este cartel aparentemente desapareció justo antes de la cosecha de remolacha, y fue necesaria una nueva intervención del Municipio, tras una denuncia de los Jauchois, para que reapareciera un cartel. “Hizo falta un año y se prohibieron los vehículos de más de 7,5 toneladas. Desde hace dos o tres años, es el mismo cine todos los años. Los camiones suben y bajan por este camino, con las consecuencias descritas…”
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Los residentes decidieron llamar a la policía para hacer cumplir la prohibición. “Desde entonces, los tractores no han vuelto a subir. Excepto que al ir por la calle, la señal no se ve en la curva. Dicen que no deben verla y tomar la carretera de todos modos. No pueden ir arriba, pero se les permite bajar…”
Céliane Folon recibió en su casa al alcalde Hugues Ghenne para pensar en una solución. “Nos habló de bloques de hormigón a la entrada del camino de tierra, para impedir el paso de todos los vehículos, antes de regresar a mi casa unos meses después explicando que esta medida no era viable. Buscamos en Google Earth. (Nota del editor: un mapa en línea) caminos alternativos. Los hay, aunque los tiempos de viaje sean más largos. Discutimos la posibilidad de apedrear estos caminos para que sean accesibles a los agricultores”.
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Tierras fragmentadas
Es difícil no comprender la angustia de los residentes locales. Sólo que por parte de los agricultores la situación no es color de rosa. La tierra está fragmentada, lo que hace que los viajes sean más complejos, las máquinas son cada vez más grandes para satisfacer las demandas de rendimiento. “Es sumamente complejo, cada uno defiende sus interesesexplica el alcalde de Orp-Jauche. Los camiones tienen que ir al campo y salir por alguna parte. Los agricultores estaban allí antes que nosotros. Estos camiones ya no son necesariamente aptos para circular por carreteras municipales. En algún momento tendremos que discutir con la fábrica de azúcar de Tirlemont y con los productores de patatas y zanahorias para encontrar una solución. Siempre ha habido transiciones y no existe una solución ideal que se adapte a todos”.
Sobre todo porque la lapidación de las carreteras de concentración parcelaria es cara. “Se trata de presupuestos asombrosos. La realidad no es fácil, pero este problema se encuentra en varios lugares, como en la rue des Saules, en la rue du Bienne, en la rue Renneau Fossé, en la rue de Merdorp o en la rue d’En Haut, en particular. De Namur, el carro no puede volver a subir. Ya está…”
Hugues Ghenne asegura que continuará las conversaciones para llegar a una solución.
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