Antes “era arena, no agua”. El fenómeno de la erosión costera, que no hace más que aumentar, desconcierta a los alcaldes de Guadalupe, que se enfrentan a situaciones humanas trágicas y a costes colosales para desplazar a las poblaciones.
En Capesterre-Belle-Eau, en Basse-Terre, Frantz Bissessar, de 69 años, mira el mar con nostalgia. “Cuando era pequeño, podíamos llegar a estos dos puntos a pie: era arena, no agua”, dice, mostrando los restos del antiguo polvorín de una batería militar colonial que se derrumbó bajo las olas hace unos meses. y un dique artificial que se adentra en el mar y protege la playa, a cien metros de distancia.
Porque en esta zona que vio el desembarco de Cristóbal Colón en Guadalupe el 4 de noviembre de 1493, el mar y las lluvias devoran incesantemente los 15 kilómetros de costa municipal, poniendo en peligro el hábitat de 78 familias.
En el barrio de Sainte-Marie, recordamos esta mañana de agosto de 2017, cuando el acantilado cedió arrastrando una casa al agua, sin causar víctimas. “Desde entonces se ha instalado una barrera de seguridad, pero la costa sigue retrocediendo, a un ritmo de siete a ocho metros en cinco años”, lamenta Camille Dognon, teniente de alcalde responsable de urbanismo. Calcula que dentro de diez años, “unas quince casas”, al otro lado de la carretera, estarán amenazadas.
Capesterre no es el único municipio de Guadalupe que sufre el fenómeno de la recesión del litoral y sus consecuencias.
En Petit-Bourg, el municipio vecino, ya se han producido los primeros movimientos de población, gracias a un sistema, iniciado en la década de 2010, de “coser a mano”, en palabras del entonces subprefecto que supervisaba las operaciones. ya que la situación era compleja: habitantes sin títulos de propiedad, con medios limitados, apegados a su casa y a sus recuerdos, etc.
“Tendremos un sistema similar”, asegura Dognon, aunque preocupado por los retrasos que suponen estos procedimientos.
– “Como en Venecia” –
“Mi ciudad está atrapada entre el mar y la montaña”, subraya Camille Élisabeth, alcaldesa de Pointe-Noire, una ciudad costera al oeste de Basse-Terre que también se enfrenta al problema. “A diferencia de Petit-Bourg (en la costa este, ndr), no tengo ninguna reserva de terreno y el Departamento de Medio Ambiente, Planificación y Vivienda me dijo que 130 personas serían desplazadas”, de las cuales “diez urgentes”.
Desde el lunes se celebra en Guadalupe el congreso anual de alcaldes costeros, durante el cual el alcalde de la isla de Miquelón-Langlade, en el archipiélago de San Pedro y Miquelón, vino a presentar la situación de su pueblo, obligado a viajar. debido al aumento del nivel del océano.
En Guadalupe, según los estudios, 42.500 personas están expuestas a este riesgo, es decir, el 10% de la población, y el 50% del parque de viviendas amenazadas en los Territorios de Ultramar se encuentra en Guadalupe.
Entre las zonas más expuestas destaca la aglomeración de Pointe-à-Pitre. “Hay que encontrar un modelo de desarrollo sumergido para la ciudad”, dice Harry Durimel, su alcalde. “Tal vez deberíamos empezar a aceptar que el agua pueda entrar en determinadas arterias de la ciudad, como en Venecia”, admite, imaginando rellenar el canal de la calle Vatable, llenado en el siglo XIX durante las obras de modernización de la ciudad. Pero, recuerda el concejal, “no existe consenso sobre el riesgo que corre la ciudad en el consejo municipal”, ni tampoco los medios que permitan absorber el coste de tales proyectos.
Porque trasladar poblaciones o implementar soluciones basadas en la naturaleza tiene un costo. “18 millones de euros para mi proyecto”, estima por ejemplo Jean-Claude Maes, alcalde de Capesterre-de-Marie-Galante, en la costa este de la isla de Marie-Galante, que quiere construir un “escollera en cuatro dique de un metro de longitud para proteger su casco urbano del oleaje.
“No tomaremos atajos: tendremos que proporcionar los recursos necesarios a los municipios afectados por la erosión del litoral”, declaró, durante su visita a Guadalupe estos últimos días, Fabrice Loher, ahora Ministro saliente del Mar, tras la censura gubernamental el miércoles. “Pero debido al complicado debate presupuestario”, admitió, “puede que no sea este año cuando tengamos un fondo de apoyo específico”.
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