En la bahía de Conleau en Vannes, en las marismas de Lasné en Saint-Armel o en la bahía de Fournevay en Sarzeau, los cisnes están por todas partes en el golfo de Morbihan. Tanto es así que este otoño muchos caminantes las encuentran más numerosas que en años anteriores. ¿Sólo una ilusión, por su imponente tamaño y su inmaculada blancura que los hacen tan destacables en el paisaje?
Un verdadero boom
La evolución de las poblaciones de aves acuáticas en torno al golfo está controlada por un colectivo que reúne a Bretaña Vivante, la reserva del Marais de Séné, el parque natural regional, la OFB (Oficina francesa de biodiversidad), la federación de cazadores de Morbihan… “Su presencia en el El entorno marítimo sigue siendo marginal durante el período 1995 a 2011”, señala Roger Mahéo, precursor de los recuentos en el sector. Su población varía entonces enormemente de un año a otro, pasando de unas diez a unas cien personas.
En 2008, se registraron unos 70 cisnes en septiembre y más de 90 en octubre. ¡Este otoño, hubo 265 en septiembre y 283 en octubre! “El récord actual es de 128 sólo en Lindin Bay, en Sarzeau, en noviembre de 2022”, explica David Lédan, responsable de la estrategia de inventarios y seguimiento de la biodiversidad en el parque natural. “Esta tendencia al alza se observa a nivel nacional y regional”, añade Guillaume Gélineau, conservador de la reserva del Séné. “Se estima que en Bretaña su población ronda los mil habitantes”.
¿De dónde vienen estos cisnes?
“A principios del siglo XX no había cisnes en la región”, continúa el curador. Especie nativa de Europa y Asia, el cisne mudo también ha sido un ave ornamental. Las primeras llegadas locales podrían, pues, proceder del cautiverio; salvo que el frío invierno de 1996-1997 los haya empujado hacia la suavidad del pequeño mar. “Pero este crecimiento debe estar vinculado al éxito reproductivo de los que anidan en el golfo de Morbihan”, comenta Corentin Morvan, responsable de estudios naturalistas de la LPO. Bretaña. Cada pareja cría una media de cuatro a ocho crías, que permanecerán de color marrón grisáceo durante un año. Suficiente para impulsar la demografía.
Porque todos estos especialistas coinciden: los cisnes del Golfo no son aves migratorias. “Los vemos menos en primavera porque anidan en los estanques y pantanos de los alrededores. Mientras que en otoño la vegetación es menos densa y vienen a alimentarse a los bordes del golfo”, estima David Lédan. También están presentes una quincena de cisnes negros, una especie australiana, claramente escapada del cautiverio.
Una convivencia a seguir
Sin depredadores, el cisne mudo, una especie protegida, está engordando. Pero, ¿puede el desarrollo de su población ser problemático para aquellos más frágiles que ellos? “No suponen ningún problema durante los meses de invernada en el Golfo”, estima David Lédan. Hay suficiente hierba de anguila para que todos los pájaros pacen tranquilamente. Pero en la época de anidación, ¿cómo se produce la convivencia con el pato cuchara del norte, el scaup o el rarísimo garganey? “Las parejas de cisnes se instalan muy temprano en la temporada y defienden su territorio”, explica David Lédan. “Se realizó un estudio en Dombes. No se ha demostrado nada”, señala Guillaume Gélineau. También coinciden en una filosofía: “cuanto menos se involucre el hombre, mejor”.
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