Al recurrir el lunes 2 de diciembre al artículo 49-3, Michel Barnier prometió la confianza de su gobierno para aprobar el presupuesto de seguridad social para el año 2025. Y provocó una crisis política importante. Entonces, ¿qué pasará el miércoles y después? Nuestras explicaciones.
En concreto, los diputados no votan sobre el fondo del texto sino a favor o en contra del actual gobierno. La estrategia del Primer Ministro es clara: plantear la amenaza de la inestabilidad y lo desconocido para avanzar con fuerza. Hay que decir que esta situación sin precedentes es motivo de preocupación.
Desde 1962, ningún gobierno ha sido derrocado por la Asamblea Nacional y Francia nunca se ha quedado sin un presupuesto votado antes del 31 de diciembre.
En este dilema, la Agrupación Nacional, que hasta entonces pedía apoyo, pero seguía apoyando al gobierno, sorprendió diciendo que estaba dispuesta a derribar a Michel Barnier, sumándose a la posición del Nuevo Frente Popular.
¿Cuáles son los escenarios para el futuro? Primera opción: continuar como hasta ahora, con un nuevo gobierno minoritario y un nuevo primer ministro que será el responsable de establecer compromisos. Pero en una asamblea tan fragmentada, los gobiernos, siempre bajo la amenaza de la censura, corren el riesgo de sucederse sin poder lograr realmente nada.
Segunda opción: lograr encontrar una coalición más amplia, como suele hacerse en sistemas parlamentarios europeos como Italia o Alemania, pero que realmente no tenemos la cultura en Francia. Por el momento esto parece haber tenido un mal comienzo, ya que los principales grupos políticos actualmente excluyen esta idea. Hay una última opción, la del gobierno técnico, es decir figuras sin afiliación partidista, responsables de manejar asuntos de actualidad y consensuados, pero sin capacidad para llevar a cabo proyectos políticos de gran escala.
Por último, hay que mencionar la dimisión de Emmanuel Macron, solicitada por diversas personalidades de izquierda como Jean-Luc Mélenchon o de derecha como Jean-François Copé. Si esto no cambiara nada en la composición inmediata de la Asamblea Nacional, una nueva elección presidencial permitiría aclarar la situación política y restaurar la legitimidad popular del ejecutivo que surgiría, quizás antes de nuevas elecciones legislativas en el verano. Tenga en cuenta, sin embargo, que es imposible disolver la asamblea nacional antes de esta fecha, ya que la constitución prevé un período de un año entre dos disoluciones y la última tuvo lugar el 9 de junio de 2024.
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