Reunión de esta semana con la primera continuación de sus informes dedicados al coste de la vida: hoy nos reuniremos con los jubilados, que a menudo viven con menos de 1.000 euros al mes. Ellos también están tratando de adaptarse al aumento de los precios.
Publicado el 22 de noviembre de 2024 a las 6:55 am,
actualizado el 22 de noviembre de 2024 a las 6:57 a.m.
En este club de mayores de Sainte-Anne, no es necesario esperar al fin de semana para disfrutar de la vida cantando y bailando. Los socios, este martes, se reúnen con alegría y buen humor.
Marie-Ange Bègue mide su suerte comparando su situación con la de la generación de sus padres, quienes, según ella, no podían vivir así, no conocían estas actividades de ocio ni viajaban.
Sin embargo, a pesar de su amplia sonrisa, Marie-Ange es una de esas jubiladas para las que la vida no es fácil cada día, al menos desde el punto de vista económico. Con sus 900 euros al mes, debe afrontar el coste de vida cada vez más alto.
Vea el reportaje de Reunión La 1ère:
Costo de vida y jubilados
Anteriormente, Marie-Ange recibía RSA, por lo que aún menos. A pesar de todo, logró ahorrar un poco, dice la jubilada. Ahora ya no es así, porque los precios son muy altos, afirma.
“Tenemos problemas, es difícil para nosotros.admite. No me sorprende que haya muchos vagabundos por todas partes. Necesitamos un poco más en nuestra antigua vida.“.
Está claro que Marie-Ange Bègue no es la única que tiene que apretarse el bolsillo. En este club senior”Bienvenido“, a los 78 socios se les ofrece un viaje en autobús cada mes, por un coste de 14 euros. Pero el presidente del club constata una caída en las reservas.
“Tienen que aportar su comida, si vamos al museo, tienen que pagar su visita… No llegan“, observa Arielle Govindin.
Así que obviamente, a final de mes, cuando el dinero se acaba y hay que tomar decisiones, las actividades de ocio se resienten, en favor de otros gastos más esenciales como la comida. “Nada que comer, ni facturas que pagar“, subraya el presidente del club senior.
Para Yvon Mussard, otro jubilado benedictino, las salidas se limitan a unos pocos pasos por el barrio, a la consulta de su fisioterapeuta. El hombre de 82 años se recupera de una hospitalización importante.
También manifiesta dificultades para gestionar su presupuesto, con 900 euros de ingresos al mes. A los que deberá restar 104 euros de la mutua, 380 euros del alquiler sin recibir ayuda a la vivienda, el abono de teléfono, y según el mes, los de agua y luz.
“Es más que difícil pero hay que hacerlo con ello. A mitad de camino a menos, pero si menos ni un poquito más, medio ganado y un poquito más de placer.“, suspira el octogenario. Agradar a los demás en particular, tomando por ejemplo “un ti zafer para dar“cuando se encuentra invitado a una boda o a un bautizo…”¡Vida querida, querida, querida mamá!“, exclama Yvon.
No es de extrañar que estas personas mayores con escasos ingresos busquen cada vez más ayuda en asociaciones, como la de Jérôme Sellaye, Tienbo Ensemb, que regenta una tienda solidaria en Saint-Benoît.
El presidente de la asociación constata la presencia de cada vez más personas mayores entre sus beneficiarios, que vienen a recoger “necesidades básicas, como pasta, arroz, productos frescos, carne, etc.“.
Según el “panorama de la pobreza en Reunión” elaborado por el INSEE (Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos) en 2023, pAproximadamente el 23% de los hogares pobres son hogares de jubilados. Además, elLos hogares en los que el asesor fiscal tiene 75 años o más se consideran más pobres que aquellos en los que el asesor fiscal es más joven.
E incluso si tienen activos, ya sean inmobiliarios o financieros, sus pensiones de jubilación se encuentran entre las más bajas de Francia. En 2022, el INSEE constató que los residentes en la Reunión recibían las pensiones de jubilación más bajas de las regiones francesas, es decir, una media de 1.160 euros brutos al mes. Esto es un 28% menos que en Francia, mientras que, al mismo tiempo, el coste de vida es más caro en Reunión.
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