La habitación parece normal. De un lado hay una pequeña oficina, del otro un espacio con una alfombra colocada en el suelo. Pero este lugar está bajo estrecha vigilancia mediante cámaras y micrófonos. Todo lo que se confía entre estas paredes se retransmite en directo en una pantalla situada en la sala contigua, separada por una ventana unidireccional. De este modo, el investigador puede intervenir en cualquier momento, con total discreción, mediante un auricular. Así, ningún elemento externo perturba este momento, a menudo difícil, para los niños que son escuchados. De estos intercambios quedarán grabaciones que permitirán grabar sus palabras.
Porque ese es todo el objetivo de la Unidad de Acogida Pediátrica para niños en peligro (UAPED), inaugurada el 12 de noviembre por la primera dama de Francia, Brigitte Macron, y la presidenta de la asociación La Voix de child, Martine Brousse: hacer justicia con un lugar “protector, seguro y equipado” para escuchar las voces de los menores en las mejores condiciones. Único en Essonne, su creación se enmarca en el Plan Nacional de lucha contra la violencia contra los niños que se extenderá hasta 2027.
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