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Mientras la industria automovilística europea atraviesa una grave crisis debido al fin del motor térmico, el fabricante de equipos alemán Bosch lucha por garantizar suficiente actividad en su sede de Rodez.
Emblema industrial de la economía de Aveyron, Bosch se prepara para afrontar con recelo el cambio en el sector del automóvil. Hasta hace poco, el centro industrial fabricaba inyectores para motores diésel, en particular para el fabricante PSA (Peugeot Citroën). Pero tras la llegada del diésel y el desuso de estos motores, el sitio ruteno tuvo que buscar nuevas cargas industriales. Sin embargo, no ha llegado ninguna solución verdaderamente duradera que tranquilice a los 700 empleados de la planta de Rodez en 2024.
Un sitio que Emmanuel Macron, entonces ministro de Economía, visitó en 2016 para promocionar… ¡el diésel! Desde entonces, la Unión Europea ha decidido prohibir la venta de motores térmicos de aquí a 2035. “La Comisión Europea está imponiendo a todo el sector una transición forzosa sin consulta y, sobre todo, sin un estudio de impacto. Esta falta de conciencia provocará un cataclismo en el sector automovilístico con decenas de miles de puestos de trabajo amenazados”, alarma Jean-Louis Chauzy.
El proyecto de pila de combustible, paralizado
El presidente de Ceser Occitanie teme la caída de la planta de Bosch, que a principios de los años 2000 empleaba a 2.000 personas (+ 400 contratos de duración determinada). Según las proyecciones, en 2030 sólo quedarán 512. Se perderán puestos de trabajo que se suman a los de la fundición SAM, ya cerrada. Aunque el sitio industrial haya sido comprado por la región de Occitania, ningún comprador ha movido un dedo para reiniciar una actividad. En cuanto a Bosch Rodez, la pista del proyecto de pila de combustible “FresH2” iniciado en 2021 para camiones frigoríficos fue suspendida por falta de pedidos. Sin embargo, el grupo alemán se había reservado la exclusividad para la producción de este producto innovador en Rodez.
“Necesitamos al ministro Ferracci”
Los sindicatos habían aceptado el recorte de 750 puestos de trabajo con la esperanza de esta nueva producción. “Hoy necesitamos que el Ministro Ferracci consiga nuevos productos para la fábrica de Rodez”, alega Jean-Louis Chauzy. Una de las vías sería la estonia Skeleton, que anunció que había elegido Toulouse para crear un centro de I+D para desarrollar estas baterías de alta potencia de aquí a finales de 2024. La ambición es entonces abrir una planta de producción para esta “SuperBattery”. ”en un radio de una hora de la Ciudad Rosa. “Rodez está un poco más lejos pero tiene la enorme ventaja de tener mano de obra cualificada disponible en un polígono industrial”, defiende el presidente de Ceser.
Mientras las regiones y el Estado se movilizan para la reindustrialización del país, la amenaza a la industria del automóvil corre el riesgo de arruinar años de esfuerzos mientras Francia reabre sus fábricas. “Debemos detener la hemorragia ahora porque la llegada de Trump no es una buena noticia para la industria automovilística europea”, advierte Jean-Louis Chauzy. En cuanto a SAM, la fundición podría abordar nuevos mercados como el ferroviario o el aeronáutico. ¡Un expediente más para el ministro!
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