En el observatorio de la Reserva para encontrarse con las grullas.
Créditos: MHR
Ser voluntario en la Oficina de Turismo del País Morcenais significa conocer gente, dar tiempo, energía, placer, trabajo, compartir ideas y entusiasmo y, a veces, animados debates. Aunque todo parezca un poco cliché. También significa ser parte de un equipo amigable y motivador. En la región de Morcena se organizan una decena de eventos en los que participa el equipo, principalmente en primavera, verano y durante las vacaciones escolares con actividades como Festiplantes-Festibio, Estivales, conciertos y el mercado de productores… A razón de uno por semana durante un total de seis a diez semanas, el ritmo es rápido para los veinte voluntarios involucrados que se rotan y se reemplazan entre sí. Por no hablar de la distribución de carteles, folletos, mesas y sillas para escenografía, almacenaje y reuniones. Así, para celebrar el año pasado lleno de actividades, a cuyo éxito contribuyeron fuertemente, fueron invitados de la Oficina de Turismo para un momento de reencuentro y agradecimiento. Casi todos respondieron a la llamada de Martine y Viviane que habían elaborado un programa de grúas, emoción y gastronomía.
En agradecimiento, descubrimiento de las grullas, emoción y convivencia.La reunión de tropas tuvo lugar este viernes 15 de noviembre, primero en la Reserva de Arjuzanx donde les esperaba Laura, una guardabosques naturalista para una presentación brillantemente ejecutada del lugar. Luego, dirígete a la torre de observación en la parte sur de las 2700 hectáreas de la reserva. Realizado en madera y con 15 m de altura, ofrece a los visitantes una vista panorámica excepcional y permite ver desde lejos los vuelos de las grúas que llegan. Esa tarde, entre el atardecer y la salida de la luna llena, el espectáculo fue grandioso y mágico. A la vuelta, al pie de las tres flamantes columnas erigidas en memoria de los agentes afectados por el amianto, les esperaba Patrick Dupart, antiguo minero de la Centrale. Con gran emoción, recordó el pasado y la historia de la mina y habló de sus amigos y compañeros fallecidos. La velada continuó en torno a Marie’s Table, una forma deliciosa de completar estos momentos compartidos.
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