Gas, electricidad, productos petrolíferos: aunque los precios de la energía hayan caído desde 2022 en los mercados mayoristas, la pobreza energética sigue afectando a millones de hogares en Francia. Es decir, cualquier persona que experimente “en su casa, dificultades particulares para tener acceso al suministro de energía [pour] la satisfacción de sus necesidades básicas, [du fait] de la inadecuación de sus recursos o de las condiciones de su hábitat”según la definición legal de 2010.
Por cuarto año consecutivo, una veintena de estructuras comprometidas en este ámbito organizarán conjuntamente una jornada de lucha contra esta lacra, el martes 12 de noviembre. El objetivo, según sus organizadores, es visibilizar tales “Injusticia social, sanitaria y ambiental [touchant] 12 millones de personas en Francia ». Este recuento data de 2013, año de una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos. “Esta pobreza estadística quizás también refleje una forma de desinterés político”crítica Hélène Denise, responsable de defensa de la “vivienda y el clima” de la Fundación Abbé Pierre, quien inauguró el evento.
“Vivir en viviendas indignas o degradadas, mal aisladas, mal ventiladas, significa vivir con el riesgo de tener problemas respiratorios, migrañas, subraya Alexandre Lagogué, director general de Compagnons constructores, una asociación especializada en la ayuda a la autorrehabilitación de viviendas. Es vivir en un círculo vicioso que puede excluir socialmente a las personas, que también puede perjudicar la salud mental, con dificultad para proyectarse. »
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Algunos indicadores, mejor actualizados, dan fe de una lacra persistente. Por ejemplo, la tasa de esfuerzo energético calcula el lugar de los gastos relacionados con la energía en relación con los ingresos. Cuando esta tasa es de al menos el 8% y se trata de un hogar que se encuentra dentro del 30% más pobre del país, por convención se considera que ese hogar sufre pobreza energética. Según los últimos diez años, al menos uno de cada diez hogares todavía se encuentra en esta situación. Es decir, alrededor de 3,2 millones de hogares en 2022, según los últimos datos ministeriales; ese año, habrían sido aún más sin el “escudo arancelario” del gobierno, un sistema de ayuda frente a la crisis inflacionaria.
“Sentimiento de vergüenza”
Otro indicador: el número de intervenciones por facturas impagas superó el millón en 2023. Si los cortes de electricidad y de gas disminuyen (más de 265.000, o un -33% respecto a 2019), los cortes de electricidad van en aumento (casi 736.000, o + 168%), según el mediador energético nacional, una autoridad pública independiente.
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