En la empresa Deguillaume, aunque acostumbrados a las turbulencias económicas, los empleados se sienten “dimitidos, atónitos” tras el anuncio de la liquidación judicial de la empresa Pelaude, pronunciado a finales de octubre. “Imagínese, algunos de ellos han pasado allí toda su carrera”, confiesa un empleado.
Las cartas de despido se enviaron el jueves 7 de noviembre a los 29 empleados que permanecían en el fabricante de contenedores y grandes herramientas agrícolas, mientras que hace tres años, cuando la empresa asumió el control, todavía quedaban treinta y siete puestos de trabajo.
Los motivos de la liquidación.
En 2021, sin embargo, el comprador dijo que no tenía preocupaciones, ya que la cartera de pedidos estaba llena. “Deguillaume se enfrentó a dificultades desde el momento de su toma de posesión, con un importante problema de aprobación, un edificio no adecuado y una caída del mercado agrícola que penalizó los pedidos, lo que llevó a una recuperación y luego a una liquidación judicial”, comenta Philippe Lassablière. presidente y director ejecutivo de Steva.
Explicaciones que los ex empleados cobardes no comparten. “El mercado ha cambiado, es cierto, pero habría sido posible adaptarse”, subraya uno de ellos, que también destaca un servicio comercial que no estaba a la altura y el desconocimiento del mercado agrícola por parte de los compradores.
Ayudas públicas que plantean dudas
Sin embargo, con motivo de la reanudación, en diciembre de 2021, se pagó a Deguillaume un millón 300.000 euros de dinero público, en forma de anticipos reembolsables. Estas sumas de 500.000 euros de la región y 800.000 euros del Estado debían reembolsarse en años futuros.
El plan de adquisición del grupo Steva, de 1,5 millones de euros (con 200.000 euros de capital propio), debía utilizarse para la rehabilitación de un edificio y la reorganización de los flujos de producción o para la construcción de un nuevo edificio.
“Estoy enfadada con estos acuerdos de holding que reciben ayudas públicas y luego no realizan el trabajo prometido”, reacciona Mélanie Plazanet, alcaldesa de Eymoutiers.
“Las inversiones materiales han sido limitadas ya que la recuperación ha sido complicada. Nos enfrentamos a imprevistos que generaron pérdidas operativas, lo que retrasó un año el reinicio de Deguillaume. En estas condiciones, era difícil salir de allí”, explica Philippe Lassablière, presidente de un grupo que también había adquirido la empresa F2J de Bessines antes de venderla muy rápidamente.
¿Es posible una recuperación?
En Eymoutiers, la desaparición de Deguillaume, en escena desde 1964, resultó desastrosa. “Para una ciudad de 2.000 habitantes, se trata de una gran empresa. Son familias que viven en la comunidad de comunas y no sé a dónde podrán acudir para encontrar trabajo. Es también una empresa que formaba parte del paisaje de Eymoutiers y que la enorgullecía por la calidad de su producción”, comenta Mélanie Plazanet.
La alcaldesa dice que ha estado trabajando durante varias semanas para encontrar un inversor que reactivara el negocio. “Hemos tenido reuniones positivas en los últimos días”, declara el funcionario electo.
Guillaume Bellavoine
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