La tragedia se produjo hacia las cuatro de la madrugada, en la RD 242, en Saint-Sulpice-et-Cameyrac, a una veintena de kilómetros al este de Burdeos. Fue un automovilista quien dio la voz de alarma al descubrir un Peugeot 308 estrellado contra un árbol.
Se enviaron rápidamente importantes recursos de emergencia al lugar, movilizando a bomberos, equipos médicos de Smur y policía. A pesar de sus esfuerzos, no pudieron hacer nada por las jóvenes víctimas, que murieron en el acto.
“El choque fue extremadamente violento, dado el estado del coche”, testifica el alcalde de Saint-Sulpice-et-Cameyrac, Pierre Cotsas, que acudió al lugar de los hechos en mitad de la noche, acompañado de un asistente.
El accidente se produjo en línea recta, en la carretera departamental 242 que une Saint-Sulpice-et-Cameyrac con la vecina localidad de Saint-Loubès.
Se descubrieron cadáveres de jabalíes en el lugar del accidente, lo que sugiere que el joven conductor pudo haberse visto obligado a virar bruscamente para evitar a los animales.
Comienzan las investigaciones. Los gendarmes de Carbon-Blanc llevaron a cabo estudios y observaciones. Hasta el momento se desconoce de dónde procedían y hacia dónde se dirigían las dos jóvenes víctimas, cuyas identificaciones están en proceso.
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