La huelga, ¿instrumento de lucha social todavía tan eficaz? – .
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La huelga, ¿instrumento de lucha social todavía tan eficaz? – .

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Manifestantes en una manifestación de los trabajadores de Audi en Bruselas, apoyados por el sindicato nacional, el lunes 16 de septiembre de 2024 en Bruselas. La protesta se produce tras el anuncio de una reestructuración en la planta de Audi en Vorst – Forest el 9 de julio, que podría dar lugar a 1.500 recortes de puestos de trabajo a partir de octubre, con más de 1.100 más posibles el próximo año. Manifestantes fotografiados durante una manifestación de los trabajadores de Audi en Bruselas, apoyados por el sindicato nacional, el lunes 16 de septiembre de 2024 en Bruselas. La reestructuración anunciada en Audi en Vorst – Forest, Bruselas, el 9 de julio podría dar lugar a 1.500 recortes de puestos de trabajo a partir de octubre, con más de 1.100 más posibles el próximo año.

Este lunes, en Bruselas, se esperaban unos 10.000 manifestantes para apoyar a los trabajadores y subcontratistas de la fábrica de Audi en Bruselas, cuyo futuro sigue siendo incierto. Una nueva demostración de fuerza en un clima social tenso.

Cuando las huelgas eran ilegales

En 1831, cuando Bélgica estaba naciendo, el código penal napoleónico prohibía explícitamente las coaliciones obreras. No fue hasta 1921 cuando las huelgas dejaron de ser ilegales, aunque los atentados contra la libertad de empresa y la libertad de trabajo seguían considerándose delitos. Por lo tanto, la huelga seguía estando mal vista.

El año 1981 marcó un punto de inflexión en el derecho de huelga, con el decreto De Bruyne que incluyó este derecho en el marco jurídico belga, permitiendo así la suspensión del contrato de trabajo durante una huelga. Diez años más tarde, la ratificación por Bélgica de la Carta Social Europea, un tratado del Consejo de Europa, reforzó las bases jurídicas en las que se basa el derecho de huelga en el país.

Un necesario equilibrio de poder

La huelga sigue siendo el último recurso de los sindicatos, porque ninguna otra acción puede imponer semejante equilibrio de poder sin provocar consecuencias directas. Aunque no todas las huelgas tengan éxito, llega un momento en que parecen ser la única manera de obtener resultados. En un mundo en el que las relaciones de poder son a menudo desequilibradas, la huelga permite establecer ese equilibrio de poder de forma más eficaz que cualquier otro modo de acción. Una vez establecido ese equilibrio, es posible negociar en mejores condiciones, aunque las victorias importantes sigan siendo escasas.

¿Hacia movimientos más ofensivos?

En el contexto económico y social actual, marcado por sucesivas crisis, podrían multiplicarse los movimientos sindicales más agresivos. Tras una década de austeridad y reestructuración, la crisis pospandémica, combinada con la escasez de mano de obra y la suspensión temporal de las políticas de austeridad europeas, podría reforzar la posición de los sindicatos. La cuestión del poder adquisitivo, que afecta a toda la población, también alimenta este clima de reivindicaciones sociales.

Pero estas acciones sindicales son también un grito de alarma ante las dificultades de la industria europea. Audi Bruselas es sólo el árbol que esconde un bosque de un sector del automóvil en plena crisis. Los sindicatos temen otros cierres. Con esta manifestación, pretenden atraer la atención no sólo de los responsables políticos belgas –mientras el gobierno federal sigue en el día a día de sus asuntos–, sino también de las autoridades europeas.

¿Tendrá esta manifestación peso suficiente para influir en los responsables políticos y empresariales? Esa es la cuestión. La huelga, como herramienta de presión, sigue siendo poderosa, pero su eficacia a largo plazo depende a menudo del contexto político y económico, así como del apoyo popular que consiga movilizar.

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