Empecemos por lo obvio: si hay avances en nuestro país en términos de derechos y libertades, se deben en gran medida a la acción de la sociedad civil marroquí. Desde principios de los años 1980, las asociaciones de derechos humanos y el movimiento feminista han estado a la vanguardia del activismo para situar estas cuestiones en el centro del debate público. Consiguieron una magnífica operación “gramsciana” al hacer que el adversario, en este caso el Estado marroquí, adoptara sus propios discursos y vocabulario.
El movimiento feminista que aquí nos interesa ha luchado intensamente para mejorar la situación de las mujeres marroquíes. El activismo de sus miembros ha contribuido a cambiar mentalidades y legislaciones a favor de la igualdad de género. Las mujeres (y los hombres) que lideraron esta lucha tuvieron que enfrentarse al conservadurismo de la sociedad, a la virulencia de sus adversarios que se disfrazaban de discurso religioso, pero también a la condescendencia de sus propios camaradas en los partidos políticos, que consideraban la cuestión de los derechos de las mujeres como una cuestión secundario y superfluo. Se mantuvieron firmes y hicieron bien en hacerlo. La historia les ha dado la razón.
El movimiento feminista en Marruecos sufre los mismos males que los partidos de izquierda de los que surgió: la incapacidad de renovar sus ideas, su vocabulario y su forma de hacer las cosas.
Abdellah Tourabi
Pero este movimiento está actualmente en declive. Desde hace varios años experimenta una lenta agonía, intercalada con sobresaltos fugaces y ocasionales. Detrás de esta situación se esconde, en primer lugar, una obsolescencia del habla y del software. El movimiento feminista sufre los mismos males que los partidos de izquierda de los que surgió: la incapacidad de renovar sus ideas, su vocabulario y su forma de hacer las cosas. Las palabras se repiten, las consignas son las mismas y lo son desde hace casi medio siglo. Al centrarse principalmente en reformas legales, especialmente en los Moudawana, este movimiento se fue desvitalizando a medida que el Estado respondía favorablemente a sus demandas.
La reforma del Código de Familia en 2004 fue el momento de gloria de este movimiento y la consagración de su lucha, pero también su canto de cisne y el comienzo de su decadencia. No pudo seguir los cambios en la sociedad marroquí, pero tampoco aprender e inspirarse en la evolución del pensamiento y la acción feminista en otros países. Aparte de algunas organizaciones jóvenes e individuos dispersos, el movimiento feminista se ha mantenido firme en su manera de abordar temas como la violencia sexual, el consentimiento, la masculinidad, etc.
El colapso del islamismo contribuyó paradójicamente al declive del movimiento feminista
Abdellah Tourabi
Con un modo de actuación basado en la idea de que todo se resuelve mediante la incidencia institucionalreformas verticales e inter-yo político e intelectual. Antiguamente a la vanguardia del debate de ideas y presente con valentía en el espacio público (manifestaciones, marchas, peticiones, debates, etc.), la acción de este movimiento se compone ahora de comunicados folclóricos y, cada 8 de marzo, apariciones fantasmales.
Paradójicamente, el colapso del islamismo contribuyó al declive del movimiento feminista. Una especie de apatía se ha apoderado del campo feminista, en ausencia de un oponente intelectual y políticamente estimulante. No es insignificante que estas dos corrientes aparecieron casi simultáneamente en Marruecos y que se designaron, desde el principio, adversarios ideológicos. Luego tuvieron vidas que se cruzaban, permitiendo que uno se alimentara de la presencia del otro. ¡Su decadencia también es simultánea!
Por último, está la difícil capacidad de sacar a relucir nuevas figuras que encarnen el feminismo en Marruecos. Con algunas raras excepciones, este movimiento ha permanecido vinculado al prototipo tradicional del activista de izquierda, resultante de las gloriosas y honorables luchas de los años 1980 y 1990, pero al discurso y al análisis obsoletos. La sociedad marroquí ha cambiado, para bien o para mal, en lo que respecta a los derechos de las mujeres. Han surgido nuevas cuestiones y amenazas, la defensa de la dominación masculina se está metamorfoseando y adoptando diferentes argumentos, lo que hace necesario renovar ideas y rostros dentro del feminismo marroquí. Un cambio que necesitamos todos, mujeres y hombres de este país.