Las fuertes movilizaciones agrícolas a principios de 2024 y las posiciones sindicales nacionales han contribuido a cambiar las líneas en el equilibrio de poder entre las organizaciones de agricultores. Tanto es así que la campaña electoral profesional de 2025 se abre, en un departamento como Finisterre, con la hipótesis de un enfrentamiento a puñaladas entre las listas FDSEA-Jóvenes Agricultores y Coordinación Rural.
En 2019, el primero había obtenido 13 escaños de 18 en la Cámara de Agricultura con el 49% de los votos, el segundo sólo tres escaños con el 34,5%, mientras que la Confederación Campesina había caído al 16,5% y dos cargos electos. A primera vista, el equilibrio de poder sigue siendo desequilibrado: la FDSEA y la JA cuentan juntas con 2.050 miembros establecidos, la Confederación Campesina 400 y la Coordinación Rural 200 en Finistère.
Pero, cada una de las listas lo sabe bien, el estado de las tropas no lo es todo. Los agricultores, muchos de los cuales están enojados o resignados, todavía necesitan ser convencidos fuera de los sindicatos. Sin embargo, será decisiva la participación en esta votación de una vuelta que otorga una fuerte bonificación al equipo que quede primero. Hace seis años apenas había llegado al 50%.
“Es ahora o nunca”
“Todo es posible”, reconoce Jean-Alain Divanac’h, productor de carne de cerdo y de leche que encabeza la lista FDSEA-JA. Teme que la votación se convierta en un “referéndum nacional”, una “encuesta que surja de la protesta en las calles”. “No, para que la Cámara de Agricultura siga siendo poderosa y defienda un proyecto económico fuerte, debe encontrar legitimidad entre sus pares agricultores y basarse en la cogestión con las autoridades públicas y las autoridades locales”, supone.
Es precisamente esta cogestión, “la negociación permanente que no cambia nada, de la que debemos alejarnos”, sostiene Sébastien Abgrall, productor de hortalizas y presidente de la Coordinación Rural 29. “Las cámaras ya no hacen más que reglamentar. Debemos invertir el flujo en las relaciones con el Estado, con la agroindustria y la distribución, que han seguido captando ganancias de productividad en detrimento de los ingresos de los agricultores. Es ahora o nunca”, asegura el dirigente sindical.
“Esperamos progresar, superar el 25%”, afirma, por su parte, Julien Tallec, jefe de lista de la Confederación Paysanne. Hace seis años, un intento fallido de acercamiento local con la Coordinación Rural había causado problemas entre los miembros del Finisterre Conf’, entonces la mitad de numerosos. “El equipo ha cambiado, la dinámica también, y seguimos apoyando, sobre el terreno, a los jóvenes cuyos proyectos están atentos a las cuestiones medioambientales, a la agricultura local no totalmente dedicada a la exportación pero, sobre todo, a revitalizar nuestro campo”, dice el ganadero.
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