Las empresas con sede en Suiza y que comercian en todo el mundo deben respetar los derechos humanos y las normas medioambientales. Una iniciativa que se lanzará en enero reactiva el debate, mientras Suiza debe adaptarse a la legislación europea.
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3 de enero de 2025 – 10:00
El pasado mes de mayo, el Parlamento Europeo aprobó una ley que obliga a las empresas de cierto tamaño, pero también a sus proveedores, a evitar cualquier violación de los derechos humanos y daños medioambientales en sus cadenas de suministro. Además, estas empresas deben explicar cómo piensan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. En caso de infracción, una autoridad de control independiente puede imponer sanciones.
Esto corresponde más o menos al mensaje contenido en la iniciativa para las multinacionales responsables que la población suiza tuvo que votar en noviembre de 2020. Si el 50,7% del electorado había aceptado este texto, la mayoría de los cantones lo habían aceptado, aunque se habían negado. Era necesario un doble sí. Sólo unos pocos miles de votos habían inclinado la balanza.
Argumentando que Suiza tenía más interés en confiar en un enfoque de “nivel internacional concertado” que en actuar sola en este asunto, el Consejo Federal rechazó esta iniciativa. Pero luego prometió que Suiza se alinearía con las regulaciones europeas. Sin embargo, la nueva directiva de la UE sobre diligencia debida empresarial responde precisamente a esto.
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29 de noviembre. 2020
La popular iniciativa de “empresas responsables” fue rechazada por la mayoría de los cantones, aunque el 50,7% de la población dijo “sí”.
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Se organiza una coalición
“Sin una normativa eficaz, Suiza pronto será el único país de Europa con empresas sin responsabilidad”, brama Dominique de Buman. El ex consejero nacional de Friburgo encabeza una coalición que reúne a representantes de las ONG y del mundo político cuyo objetivo es situar, como hace cuatro años, a las multinacionales en el frente de sus responsabilidades.
Según sus miembros, la legislación suiza hoy en día no va lo suficientemente lejos. Por eso ella pregunta lo menos Las empresas suizas, al comprar materias primas, podrán identificar y anunciar cualquier riesgo relacionado con el trabajo infantil o inherente a la extracción de minerales en zonas de conflicto. Para el ex parlamentario centrista, la normativa actual no tiene peso sin aplicar sanciones. “Suiza debe hacer lo mismo, de lo contrario podría quedarse atrás a nivel internacional”, advierte.
La iniciativa que se lanzará el 7 de enero exigiría el compromiso de las multinacionales. El comité que lo apoya pretende conseguir 100.000 iniciales en un mes, mientras que se conceden 18 meses. Esto podría ejercer presión sobre el gobierno suizo, sobre todo porque pronto deberá tomar una decisión al respecto.
Pero las posibilidades de éxito son mayores esta vez que hace cuatro años, ya que las multinacionales han mostrado algunas deficiencias. Los ejemplos abundan. Aquí, un pesticida de un gran grupo agrícola envenena el agua potable en Costa Rica. Allí, una empresa multinacional de materias primas tala el bosque tropical de Borneo para extraer carbón. O una refinería compra oro de una mina en Etiopía. Cada vez con consecuencias para la salud de las poblaciones locales.
¿Iniciativa o convocatoria?
Alrededor de 150 personalidades del mundo político y empresarial también firmaron, en el marco de esta coalición, un “Llamamiento a la responsabilidad multinacional alineada con el nivel internacional”. Entre los firmantes, se encuentran funcionarios electos del campo burgués hostil al texto en 2020.
“Tras la decisión de la UE, la situación inicial ha cambiado fundamentalmente”, señaló en un comunicado la ex consejera nacional liberal-radical (PLR, derecha burguesa), Doris Fiala. “El argumento del Consejo Federal según el cual una ley suiza para esto “Nos dejaría atrás económicamente al impedirnos ser competitivos ya no es defendible”, según ella.
Incluso dentro de la organización empresarial Economiesuisse, que a menudo se resiste a las normas procedentes de Bruselas, el llamamiento tiene sus partidarios. Personificado por la asesora nacional Elisabeth Schneider-Schneiter, miembro del comité directivo de esta coalición al igual que Dominique de Buman. El centrista dijo en una entrevista periodística NZZ el domingo que “deberíamos implementar las directivas de la UE sin problemas. Las empresas podrán vivir con ello”.
En términos generales, esta ley que se ocupa de las cadenas de suministro ya afecta a Suiza. Y en primer lugar, las empresas suizas que generan más de 450 millones de euros al año en la Unión Europea. Por otro lado, un número importante de pequeñas y medianas empresas (PYME) establecidas en Suiza y que distribuyen sus productos a empresas establecidas en la UE desempeñan un papel en estas cadenas. Un estudio de 2023 realizado por la Secretaría de Estado de Economía de Suiza (SECO) predice que hasta 50.000 pymes podrían verse afectadas por un efecto cascada.
La iniciativa de responsabilidad multinacional de 2020 provocó una gran movilización en toda Suiza.
KEYSTONE/Peter Schneider
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A diferencia de los grandes grupos que ven con escepticismo el relanzamiento de esta iniciativa, muchas PYME piden más estabilidad y reglas más unificadas. Unas 600 empresas suizas ya se han sumado a la Alianza Empresarial Sostenible creada en 2023.
Esto requiere un estatuto jurídico específico para las PYME certificadas como “sostenibles”, respetando las normas sobre condiciones de trabajo, residuos y emisiones de CO2. Con este estatus, ya no necesitarían solicitar certificados de buena reputación en el sector privado, por ejemplo.
Para Jonathan Normand, de la fundación B Lab y portavoz de esta alianza, “muchas PYME luchan actualmente por saber qué deben hacer para poder seguir exportando a Europa”, el principal socio de Suiza. “Necesitan claridad para seguir siendo competitivos”.
Esta exigencia fue presentada al parlamento federal el pasado mes de septiembre por 84 líderes empresariales que enviaron una carta a los parlamentarios del Consejo Nacional, instándolos a apoyarlos en su adaptación a las exigencias de la sostenibilidad. Patrick Semadeni, jefe del grupo industrial Semadeni, activo en el sector del plástico, fue uno de los firmantes. “La sostenibilidad no es una opción para las pymes, sino una necesidad desde hace mucho tiempo. Esta perspectiva debe tenerse en cuenta urgentemente en el debate político”, afirma.
A raíz de esta carta se adoptó un postulado del Consejero de Estado del PLR, Josef Dittli. Este último pide al Consejo Federal que estudie los efectos de las directivas europeas sobre las PYME en términos de desarrollo sostenible. Se anuncian un informe y acciones en 2025.
Texto revisado y verificado por Balz Rigendinger, traducido del alemán por Alain Meyer/dbu
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