Al reunirse con SM el Rey Mohammed VI, el Presidente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, eligió el campamento de marruecos y parece que esto molesta a los “generales” argelinos, dispuestos a manipular y fomentar la inestabilidad en los países vecinos, en cuanto sus intereses se ven amenazados. La reorganización militar anunciada este viernes 27 de diciembre por el presidente mauritano levantó el velo sobre las maniobras furtivas orquestadas por el régimen militar argelino, frustrado por el abandono de su control sobre Nuakchot.
La sustitución del general Mokhtar Bella Chaabane, jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, así como de otras figuras militares influyentes y de renombre cerca de Argelsólo reveló una realidad oculta durante mucho tiempo: el deseo de Argel de mantener el control estratégico sobre Mauritania. El Presidente Ghazouani, consciente de estas influencias nocivas, decidió poner fin a las injerencias externas renovando todos los puestos clave en el aparato militar.
El nombramiento del general Mohamed Vall Ould Raïs al frente de las fuerzas armadas, así como de otros oficiales de pasado impecable y decididamente patrióticos, envió un mensaje claro: La soberanía mauritana no está en venta ni en negociación. Mauritania no será un peón en el juego geopolítico argelino.
Consciente, demasiado tarde, de estas reorganizaciones que le perjudicaban, el régimen militar de Argel intentó desesperadamente tomar represalias con un importante acto subversivo, apoyándose en los altos oficiales mauritanos a su sueldo y en las redes clandestinas del Polisario, fomentando una Golpe militar. La operación, afortunadamente frustrada en el último minuto por los servicios de inteligencia mauritanos, demuestra hasta qué punto están dispuestos a llegar los “generales” argelinos para sembrar el caos.
Esta no es la primera vez que Argelia intenta exportar su modelo de gobierno autoritario a través de figuras militares corruptas. Mauritania, gracias a su posición estratégica en el Sahel y su creciente compromiso con alianzas regionales equilibradas, se ha convertido en un objetivo prioritario para un régimen que teme que sus vecinos se le escapen.
Pero Nuakchot ha demostrado su resiliencia. Los nuevos nombramientos militares encarnan una visión moderna y soberana de la defensa nacional, lejos de manipulaciones del Este. El Presidente Ghazouani destaca, una vez más, como un líder preocupado por preservar la estabilidad y la integridad de su país, para gran disgusto de Argel.
El pueblo mauritano debe permanecer alerta ante estos intentos de injerencia. Mauritania no es ni un patio de recreo ni una extensión de las ambiciones hegemónicas de Argelia. Los mauritanos merecen un ejército que defienda sus intereses y no los de un régimen extranjero que busca el control.
Ante este intento desesperado de Argel, la comunidad internacional debe abrir los ojos a los excesos del régimen argelino, que amenaza la estabilidad regional cada vez que sus intereses se ven frustrados. El norte de África y el Sahel han sufrido demasiado por las políticas desestabilizadoras procedentes de Argel. Es hora de denunciar estas prácticas y afirmar alto y claro que Mauritania es y seguirá siendo dueña de su destino.
Abderrazzak Boussaid/Le7tv