En las regiones de Sédhiou y Ziguinchor, el sector del cultivo de ostras representa un considerable potencial de desarrollo económico, especialmente para las mujeres. El pueblo de Diao Insaba, situado en el municipio de Bémet, región de Sédhiou, es un ejemplo clave de las perspectivas de mejora que ofrece la valorización del marisco. Este proyecto cuenta con el apoyo del Fondo de Normas y Desarrollo del Comercio (STDF) como parte de la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para modernizar la industria de la ostra en Senegal.
Un proyecto para mejorar la seguridad sanitaria y el acceso a los mercados
El proyecto de fortalecimiento del sector marisquero, liderado por la FAO en colaboración con el gobierno senegalés y apoyado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) a través del STDF, tiene como objetivo mejorar las normas sanitarias y fitosanitarias (MSF) para los mariscos. El principal objetivo es hacer que las ostras y otros mariscos no sólo sean más seguros para el consumo humano, sino también abrir oportunidades de exportación a los mercados regionales e internacionales. Desde enero de 2024, se han tomado muestras mensuales en 50 centros de producción en varias regiones del país, incluidas Sédhiou y Ziguinchor, para garantizar la seguridad sanitaria de estos productos marinos.
Una temporada de cultivo de ostras prometedora pero exigente
La temporada de cultivo de ostras en Senegal se extiende de noviembre a abril. La ostra es reconocida por sus numerosos beneficios nutricionales, incluidas sus vitaminas, oligoelementos y proteínas. Sin embargo, su recolección es un trabajo agotador, que requiere condiciones específicas para preservar su calidad. Tradicionalmente, las ostras se recolectan de los manglares, se secan y se cocinan antes de consumirlas o venderlas. Sin embargo, está surgiendo una nueva tendencia: la de vender y consumir ostras frescas, lo que potencialmente podría aumentar los ingresos de los productores.
La diferencia entre ostras frescas y secas.
El precio de las ostras frescas puede variar entre 4.500 y 6.000 francos CFA por docena, mientras que un kilo de ostras secas se vende entre 4.000 y 6.000 francos CFA. Sin embargo, vender ostras frescas implica desafíos de seguridad sanitaria. De hecho, las ostras son filtros naturales que bombean agua para alimentarse, lo que las expone al riesgo de contaminación por bacterias, virus y otros patógenos presentes en el agua, tornando arriesgado su consumo sin las medidas sanitarias adecuadas.
Un cambio de método con infraestructuras adaptadas
La FAO interviene en este sector para introducir prácticas modernas de gestión y procesamiento de mariscos. En el pueblo de Diao Insaba, las mujeres se han dedicado tradicionalmente al cultivo del arroz. Sin embargo, últimamente muchas mujeres han recurrido a la recolección de ostras. Aunque el trabajo sigue siendo artesanal, las mujeres del pueblo, como Aminata Mané, están encantadas con las nuevas oportunidades que ofrece la modernización del sector. Piden formación y mejor supervisión para mejorar la valorización de su producción.
Iniciativas para el desarrollo sostenible
Iniciativas como las lideradas por Abdoulaye Diallo, jefe de la sección de la Agencia Nacional de Acuicultura (ANA) en la región de Sédhiou, pretenden introducir criaderos de ostras. Estos parques, donde se crían ostras en estantes fijos, ofrecen una manera de impulsar la producción y al mismo tiempo proteger las raíces de los manglares, un aspecto crucial para prevenir la deforestación de los manglares.
En Ziguinchor, más concretamente en Katakalousse, en el municipio de Diémbéring, las mujeres han adoptado técnicas modernas de cultivo de ostras, además del método tradicional. Instala recolectores en los manglares para capturar larvas de ostras, que luego cultivan en bolsas (bolsas de malla) antes de transformarlas en ostras frescas o secas.
Procesamiento artesanal y certificación sanitaria.
En Katakalousse se han instalado degüelles para depurar las ostras antes de su comercialización. Esta técnica elimina residuos de limo y otros contaminantes, garantizando así un producto de mejor calidad. Las mujeres capacitadas en el procesamiento de ostras, como Mariama Badji, informan de un aumento significativo en la producción gracias a la introducción de nuevos métodos de procesamiento.
Además, la FAO también apoya la certificación de productos de ostras con el fin de abrir nuevos mercados para estos productos. Según el Dr. Mamadou Ndiaye, coordinador subregional del proyecto en la FAO, la certificación sanitaria podría multiplicar por 70 los ingresos de los productores, en su mayoría mujeres.
Un futuro prometedor para los operadores
Las mujeres de la región, como Maimouna Gomis, presidenta de GIE Sotiba, están haciendo campaña por mejores condiciones laborales. Creen que el acceso a equipos como canoas y chalecos salvavidas aumentaría su producción y mejoraría sus condiciones de vida. A pesar de las dificultades encontradas, esperan que las iniciativas en curso permitan hacer realidad las promesas de un sector ostricultor moderno y económicamente viable.
El cultivo de ostras, especialmente en Sédhiou y Ziguinchor, representa un sector estratégico para el desarrollo económico de estas regiones, con un importante impacto social para las mujeres. Gracias a los proyectos apoyados por la FAO, la modernización de la industria del marisco podría generar importantes ganancias financieras y una mejora de la calidad de vida de los agricultores.
Moctar FICUU / VivAfrik