Para conocer de cerca las gárgolas de Notre-Dame de París, disfrutar de una vista excepcional de la aguja y del Sena, y acercarse a los abejorros y al flamante “bosque”, tendrás que esperar un poco más. meses. Si desde el 8 de diciembre, después de cinco años de obras, la catedral ha reabierto gratuitamente a los fieles y al público (de 8 a 19 horas), una parte del edificio, accesible antes del incendio, permanece cerrada: sus torres, al norte. y sur, que enmarcan la fachada principal (oeste). Las obras todavía están en marcha allí y no podrán recibir visitantes antes del verano de 2025.
A diferencia del resto del edificio, confiado a la Iglesia, la visita a las torres es gestionada desde hace décadas por el Centro de Monumentos Nacionales (CMN), que conserva la responsabilidad turística. Antes del incendio de 2019, los dos edificios acogían a más de 400.000 personas cada año, teniendo que pagar 11 euros para poder afrontar este suplemento, la oportunidad en particular de disfrutar de una vista excepcional, tanto sobre los tejados como sobre París.
“Estamos ansiosos por poder publicarlos”. Pero, por el momento, todavía quedan obras por terminar, en particular la cubierta de la aguja. En el campanario tampoco todo está terminado. También estamos llevando a cabo, en colaboración con el establecimiento público, trabajos de desarrollo para modificar y mejorar el recorrido turístico”, anuncia Cécile Rives, administradora de recorridos del CMN.
Una nueva escalera para estar más cerca de las campanas
Aunque el ascenso siempre será arduo, 422 escalones en una estrecha escalera de caracol, ofrecerá varias novedades, incluso en términos de comodidad. “Habrá más niveles intermedios. También estamos habilitando, que antes no existía, una sala de introducción a la visita, con maquetas en particular, para comprender mejor la historia de Notre-Dame y las etapas de su construcción. También podremos escuchar las grabaciones de los drones, que sólo suenan en ocasiones especiales”, explica el administrador.
Otras novedades: el descubrimiento del armazón del campanario y una nueva escalera que permitirá acercarse lo más posible a las enormes campanas llamadas Marie y Emmanuel. También podrán pasear por la galería entre las torres sur y norte y, gracias a las nuevas ventanas, vislumbrar la estructura renovada de Notre-Dame, el “bosque” del gran ático. “Por supuesto, siempre existirá una vista extraordinaria, a 69 m de altura, de la aguja y del capitel”, añade Cécile Rives.
Inauguración del complejo prevista para el verano. “Ese es el objetivo. El precio debería revisarse ligeramente al alza, pero todavía no se ha fijado”, especifica el gestor. ¿Con la esperanza de tener más visitantes? “Lamentablemente no. Dada la configuración del local, tenemos un aforo máximo a respetar, no podremos acoger a más personas. »